Aprendices fuera de línea

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

El que busca, encuentra

Dos desempleados hacen lo imposible para entrar a Google.

“Da miedo porque es nuevo”. Ese fragmento del guión podría ser el eje de Aprendices fuera de línea, lo nuevo del director Shawn Devy (Una noche en el museo, Gigantes de acero), que gestó un tributo en semicomedia a uno de los casos más exitosos de la era digital: el buscador Google y sus múltiples aplicaciones online.

Luego de Red social (acerca de Mark Zuckerberg y Facebook) y en vísperas de Jobs (el filme acerca de la vida y obra del fundador de Apple), Aprendices fuera de línea sigue otro caso patente en el cine de publicidad por emplazamiento. El disparador es la lograda -aunque por momentos forzada- pareja cómica de Nick Campbell (Owen Wilson) y Billy McMahon (Vince Vaughn), también uno de los guionistas de la película.

El argumento ubica a dos hombres 100% analógicos -como si la mayoría de los estadounidenses post 40 lo fuesen- que no se llevan nada bien con la tecnología. Luego de años y años de dedicarse a la venta de relojes, su jefe los despide con la excusa de que todos chequean la hora en su computadora o teléfono celular: un claro guiño tech . Los amigotes están obsoletos, fuera del sistema, como los relojes que irónicamente les regala el jefe por los servicios prestados.

La química humorística entre Nick y Billy se destaca en los primeros minutos de la película cuando quedan en la calle y el rubio decide vender colchones con su explotador cuñado como jefe. Pero McMahon lo rescata de las fauces familiares al perder su vista en el logo multicolor del buscador. ¡Eureka! Decide presentarse con su amigo en una entrevista para tener chances de trabajar como aspirante en Google. Y, de paso, zafar de las deudas económicas que lo abruman. Buen comienzo.

La entrevista de admisión vía Skype y el ingreso al colorido mundo de la mega empresa de Internet los asombra. Lo lúdico va codo a codo con el trabajo donde todo parece más el típico highschool estadounidense que una exitosa firma tecnológica. Y comienza lo predecible: discriminaciones por la edad avanzada de los protagonistas ante el promedio veinteañero. Hasta ahí, todo bien, incluyendo la charla grupal donde el rígido y súper exagerado Mr. Chetty (Aasif Mandvi) reta a los muchachotes por responder todo al revés y buscar quebrar reglas.

De allí en adelante, el filme comenzará a rodar en bajada a pesar del esfuerzo de la dupla por ajustarse a los tiempos que corren: el común denominador será la exigencia del universo Google para superar pruebas junto a un grupo de chicos (encorsetados en el mundo nerd) y así alcanzar el codiciado puesto de trabajo.

Juegos con escobas en el campus, como si se tratase de una versión digital del Colegio Hogwarts, algún que otro gag y un tono sentimental inadecuado para este filme entre Nick y Dana (Rose Byrne que interpreta a una treintañera geek ), redondean a la película.

En Aprendices fuera de línea triunfa el compañerismo -por momentos de carácter infantil- y se comprueba que, a pesar de la edad, uno puede torcer sus oxidadas estructuras y adaptarse a los tiempos que corren. Como los del asombroso mundo Google.