Aprender a vivir

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Pesadillas en el sueño americano

Dos familias disfuncionales, desde la óptica de un adolescente.

Algunos han encontrado en Aprender a vivir , opera prima de Derick Martini, puntos en común con Belleza americana . Digamos, en principio, que Aprender...

tiene menos cinismo y un punto de vista adolescente: el de Scott (Rory Culkin), que crece en medio de un mundo adulto desalentador. La película, que cuenta con Alec Baldwin como uno de sus protagonistas y productores, transcurre en los ‘70 y despliega una mirada ácida, irónica del “sueño americano”. Otra referencia podría ser La tormenta de hielo , de Ang Lee, aunque el filme de Martini es, a la larga, menos crudo.

Frío, suburbio y una rara enfermedad (llamada de Lyme) que transmiten garrapatas que chupan sangre de los ciervos: Aprender...

está ambientada en una Long Island invernal y opresiva, en una época en que parte de la clase media estadounidense podía aspirar a escalar en la pirámide social. Baldwin encarna a un hombre obsesionado con triunfar en el negocio inmobiliario: Mickey Barlett. Su familia lo padece. Su mujer (Jill Hennessy), que vive soñando con volver a Queens y acepta el adulterio recurrente; y sus hijos, Scott y Jimmy, quienes intentan apartarse de esa pareja disfuncional de modos casi opuestos.

Scott, para colmo, está enamorado de Adrianna Bragg (Emma Roberts), una chica que prefiere a muchachos más experimentados, más viriles, menos aniñados. La madre de ella (Cynthia Nixon) es empleada y amante de Mickey. El cuarto en discordia, pasivo ante la infidelidad de su esposa, es Charlie Bragg (Timothy Hutton), un tipo siempre amenazante, ya que está afectado por la enfermedad de Lyme (que provoca disfunciones psiquiátricas) y vive empuñando armas de caza...

Este drama matizado por un humor corrosivo no se diferencia mucho de otros productos del cine “independiente” estadounidense. Pero atrapa con buenas actuaciones, nervio, críticas -no subrayadas- a un modelo socioeconómico y cierto alejamiento del estilo hollywoodense que domina nuestra cartelera y casi todas.