Antes de la medianoche

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Un paseo conversado

"Antes de la medianoche" viene a conformar la tercera parte de una historia de amor que, deliberadamente o no, el director Linklater planteó como una trilogía que comenzó 1995 con Antes del Amanecer, donde Celine y Jesse se conocen en un tren con destino a Viena y en la que sus interminables conversaciones sobre la vida, el amor y el sexo marcarían la existencia de los protagonistas.

Nueve años después, los mismos actores se reencontraban en París en Antes del atardecer, ya con treinta años, sin los mismos sueños de juventud y con la sensación de haber dejado pasar un tren milagroso. Dicho film dejaba la incertidumbre de si ese amor tendría futuro o cada uno seguiría su camino.

Esa pareja que dejamos hace nueve años en un apartamento de la capital de Francia a punto de casi todo son ahora pareja, tienen un par de gemelas rubias y se encuentra de vacaciones en Grecia junto al hijo de Jesse que vive actualmente con su madre en Norteamérica.
El impulso que tira de Jesse para volver con su hijo adolescente y la determinación de Celine para continuar su carrera en Francia son los disparadores de este tercer episodio en la vida de estos personajes que mantienen la seducción pero con otras responsabilidades y nuevas dudas que ponen a prueba su relación.

Al igual que las anteriores, Linklater va combinando largos planos secuencia con muy bellos fondos donde el protagonismo recae en los diálogos de los personajes, meticulosamente ensayados y estructurados, que exponen un interesante estudio sobre las relaciones sentimentales donde queda claro que encontrar el amor es fácil, pero lo difícil es mantenerse juntos.
La secuencia del comienzo en la que la pareja habla en plano fijo durante más de 20 minutos en un coche, dan cuenta de ello.

Julie Delpy y Ethan Hawke sobresalen, al igual que en los films anteriores, metiéndose en la piel de estos personajes que entre reproches, celos y agravios que no habían expresado antes, mantienen una batalla por el amor que todavía se profesan.

La película resulta interesante en el duelo verbal de sus protagonistas, en lo que dicen, sugieren o callan, pero aunque sus personajes sean presuntamente encantadores, inteligentes y vitales, la extensión de los diálogos y la monotonía de las acciones hacen que algunos momentos sean muy interesantes y en otros, recordemos nuestras tareas pendientes del hogar.

Una diferencia fundamental entre esta tercera parte y sus anteriores, radica en la importancia que se le da temáticamente a las nuevas tecnologías, y su repercusión en las relaciones y vida social de la gente a la hora de comunicarse.

Los espectadores que se hayan identificado con el origen de la historia, saben lo que verán y saldrán satisfechos con esta tercera entrega.
A pesar de que el film propone, desde los diálogos, varios temas de debate para aquellas parejas interesadas, quien escribe, no se identifica tanto con estos personajes ni participa de la fascinación colectiva que despierta.