Anomalisa

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Premiada en el último Festival de Venecia y nominada al Oscar en la categoría de largometraje animado, esta segunda película como director del celebrado guionista Charlie Kaufman (aquí acompañado por Duke Johnson) es una propuesta tan extraña como fascinante, una experiencia por momentos extrema que paradójicamente apela a la sensibilidad del espectador subrayando siempre su artificialidad. El resultado es de una belleza, un lirismo y una capacidad de sugestión que el cine animado (el cine a secas) pocas veces suele conseguir.

Creador de historias como las de ¿Quieres ser John Malkovich?, Confesiones de una mente peligrosa, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y El ladrón de orquídeas, Kaufman se ha caracterizado desde siempre por incursionar en las obsesiones y traumas más profundos de sus siempre atribuladas criaturas. Una acumulación de viajes mentales, monólogos existenciales, ejercicios solipsistas, ensayos filosóficos e imágenes surreales que pueden resultar por momentos algo desconcertante, pero que -como en el caso de Anomalisa- con el correr de los minutos sumergen al espectador en un estado casi hipnótico.

El protagonista del film es Michael Stone (la voz de David Thewlis), un especialista en charlas motivacionales que viaja de Los Angeles a Cincinnati para un encuentro con empleados que trabajan en servicio al cliente. Autor exitoso, pero en crisis con su matrimonio, Michael conocerá a Lisa (Jennifer Jason Leigh), una vendedora no demasiado atractiva que lo idolatra y con la que mantendrá un affaire.

La película se desarrolla en lugares de paso, lujosos pero impersonales (hoteles, restaurantes, bares, negocios), y se va tornando cada vez más deforme, dolorosa y pesadillesca en una apuesta que coquetea con la autoayuda y la new age, y aborda los aspectos más curativos y destructivos del amor (o de la sensación de enamorarse).

La animación artesanal stop-motion rompe de forma premeditada con toda tentación de realismo, pero el film (sobre todo por los extraordinarios aportes vocales de Thewlis, Leigh y un Tom Noonan que interpreta a ¡todos! los personajes secundarios) jamás pierde su capacidad de emocionar. Y lo hace hasta las lágrimas, como cuando ella le canta a capela el clásico "Girls Just Want to Have Fun", de Cyndi Lauper.

Puede que algunos encuentren la película un poco pretenciosa; otros, demasiado banal o hasta ridícula. Sin embargo, esta tragicomedia sobre seres torpes y endebles sostiene su integridad, su honestidad artística, con una convicción y una nobleza conmovedoras. Así, con todas sus exigencias y sus riesgos, la de Anomalisa es una experiencia que vale la pena transitar.