Amor a la carta

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Conquistar el estómago

Lejos de Bollywood, aquella industria de coloridos bailes y cantos que el cine de la India a sabido construir, llega Amor a la carta (Dabba, 2013) una comedia romántica donde lo meloso queda de lado para darle lugar a la introspección donde los pequeños gestos marcan un retrato de la soledad en las grandes ciudades.

La historia describe una costumbre hindú: el delivery de comidas pero no de restaurantes de comida rápida sino de las mismas esposas que envían el almuerzo a sus maridos en pleno horario laboral. Por un error del destino la vianda que Ila (Nimrat Kaur) le envía a su marido le llega a Saajan Fernandes (Irrfan Khan), un solitario y parco hombre que espera su jubilación. El sabor de la comida le cambia la vida y comienza una relación a la distancia con la cocinera, en la que compartirán placeres culinarios y soledades.

Amor a la carta tiene a su favor el modo de construir la relación en tiempos contemporáneos. La acción sucede en una ciudad sobre poblada donde el transporte es precario y reina la informalidad en la vida cotidiana. A través de montajes paralelos, la película edifica los pesares y alegrías de uno y otro personaje, separados por tiempos y espacios.

Esta segmentación geográfica es lo que Amor a la carta trae de novedoso al abordar la comedia romántica, aunque por momentos se acerque al melodrama sentimental. La historia está fragmentada narrativamente también, los espacios son claustrofóbicos y muy distantes. El subdesarrollo de la ciudad está descrito en condiciones de amontonamiento en que vive la población, no muy distinto a otras regiones de Sudamérica.

Pero a la vez, este recurso diseccionado ayuda al espectador a ser un testigo de esta relación presentada como un acontecimiento fortuito, sin juzgar ningún personaje sino tratar de conocerlo con sus gestos, con sus actitudes, con su soledad. Y ahí aparece el mayor valor de la película que viene armando el relato: la soledad en la sociedad contemporánea, y la necesidad de compartir con alguien situaciones que lo alejen de la alienación urbana.

Una historia sobre dos seres carentes de afecto en una sociedad cosmopolita que, si bien no aporta mucha novedad al género, describe de manera tentadora el sabor de la vida.