Amigos con beneficios

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Si la premisa de esta comedia romántica suena conocida es porque lo es. Y no de una manera genérica, sino todo lo contrario. Específicamente, este film protagonizado por Justin Timberlake y Mila Kunis plantea, en teoría, lo mismo que Amigos con derechos, estrenada a fines de febrero. Claro que si bien la idea inicial es la misma -la posibilidad de que un hombre y una mujer que son amigos disfruten de una relación sexual sin comprometerse a ser una pareja formal-, el desarrollo del asunto en una y otra película es muy diferente.

Aquel film encabezado por Natalie Portman y Ashton Kutcher suponía que, al invertir los roles y poner a la mujer en el lugar de quien se resiste a tener una relación afectiva tradicional, estaba aportando actualidad a un guión poco inspirado, cuando en realidad estaba consiguiendo exactamente lo opuesto, suponiendo que una mujer dedicada a su trabajo necesariamente empezaría a pensar y actuar como un hombre.

Nada de eso ocurre en Amigos con beneficios, porque los personajes de Timberlake y Kunis tienen el privilegio -debería ser la norma, pero no lo es- de estar escritos con cuidado, detalle e inteligencia. Una pluma liviana y que al mismo tiempo logra momentos profundos, además de crear escenas para que se luzcan los talentosos Woody Harrelson y Patricia Clarkson. El, como el compañero de trabajo de Dylan (Timberlake) que siempre dice lo que piensa, y ella, como la madre de Jamie (Kunis), funcionan como informal y extremadamente despistados consejeros sentimentales de los protagonistas. Una función dramática de la que el género no puede prescindir.

Decidido a evitar todos los clichés de las comedias románticas, aunque sin ignorar su existencia, el director -y también guionista- Will Gluck arremete contra los cuentos de hadas que Hollywood insiste en venderle al público femenino, aunque no castiga a Jamie por ser una romántica empedernida ni la transforma por eso en una mujer dependiente o menos capaz en su vida cotidiana. Cuando ella se cruza en la vida de Dylan, al que le consigue el trabajo soñado aunque él se resiste a dejar su Los Angeles natal por una poco amigable Nueva York, la química y el entendimiento entre ambos son instantáneos. De hecho, los diálogos que sostienen cruzan la pantalla a la velocidad de la luz y los mejores enamoramientos.

Que ella se haya hartado de buscar al príncipe azul en cada esquina y que él esté cansado de los reclamos de mujeres que no lo entienden los convence de intentar el arreglo perfecto. Casi al unísono plantean la posibilidad de convertirse en amantes sin franquear nunca la frontera de la amistad que los une y siempre mantenerla como prioridad. Como cualquier conocedor del género sabe, el supuesto acuerdo ideal devendrá en desastre y por todas sus actitudes cancheras y superadas la pareja se encontrará frente al dilema de sus vidas.
Comedia de la comedia

Original a pesar de su transitado planteo, Amigos con beneficios les rinde homenaje a las comedias románticas de las que se ríe con el respeto de quien las conoce y admira, y además consigue presentar la mejor versión del Timberlake actor, que hace de Dylan un personaje redondo. Un hombre sensible, inteligente y con una personalidad compleja, y no la suma de excentricidades que suelen pasar por características humanas realistas en las comedias hollywoodenses. Y no se queda atrás Kunis, que después de su intrigante papel en El c isne negro demuestra tener tempo para la comedia, además de notable pericia en las escenas más dramáticas.

Claro que la verdadera revelación del film -o la más significativa- es su director, Gluck, que con apenas tres films -éste es el primero que se estrena en las salas de cine locales- parece tener un excepcional entendimiento de la comedia clásica y cómo adaptarla a los usos y costumbres del siglo XXI.