Alma salvaje

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Con la mochila a cuestas.

Reese Witherspoon sufre, y mucho, antes y durante su caminata por la costa Oeste de los Estados Unidos.

Hay historias de vida que resultan fáciles o difíciles de creer. Depende de la manera en que son narradas. La de Cheryl Strayed es asombrosa bajo todo punto de vista. Es una historia de redención, de búsqueda de autoestima y tiene algo de locura.

Pocos pueden decidirse a recorrer a pie los más de 1.000 km del Macizo del Pacífico, sin entrenamiento previo, sencillamente para encontrarse a sí mismo y, parece redundante luego de conocer la vida de Cheryl, dar un sentido a la vida.

Reese Witherspoon, no pregunten cómo ni por qué, ha conquistado ser algo así como el compendio del americano medio. Rubia, ha fluctuado en su carrera entre comedias y dramas, y muchos estadounidenses la quieren, la aplauden y le creen, aún cuando se atreva a jugadas riesgosas. Como Alma salvaje, donde redobló la apuesta, porque también la produjo.

Cheryl no la pasaba bien. Engañó a su pareja, su madre falleció y entonces decide cargar la mochila y caminar los kilómetros que sea necesario. Basada en las memorias de Strayed, no es ésta una película del camino, género en el cual no suele importar llegar a destino, sino aprender con todo lo que le va sucediendo hasta llegar allí. No.

Y no, porque a Cheryl le han pasado tantas cosas que las ampollas o la pérdida temprana de un zapato no es algo para remarcar en su vida.

Alma salvaje tiene un guión de Nick Hornby yla propia Cheryl. El libretista de Un gran chico y Alta fidelidad sabe cómo intercalar apuntes de humor en medio de la oscuridad más profunda. Y Witherspoon, ponerle el cuerpo a una mujer que si las pasó mal, en definitiva lo hizo muchas veces a sabiendas. Era su naturaleza, algunos dirán que salvaje.

Seguramente Witherspoon decidió afrontar el papel como intérprete y productora, porque sabía que era, además de fuerte, un vehículo que la tenía a ella sola a bordo, manejando en una carretera llena de obstáculos. Reese es valiente, pero el director Jean-Marc Vallée, el mismo de El club de los desahuciados, parece cómodo con personajes que, en apariencia y más, tienen todo para perder.

Como la madre de Cheryl está Laura Dern, que puede ser sensible y modosa, a kilómetros de distancia de lo que alguna vez hizo con David Lynch. Aquí parece la hija de Elliot en E.T.. Es, también, otro modelo muy estadounidense: la madre que se desvive por sus hijos, recibe castigos de todas partes, pero no pierde la sonrisa.

Si el filme es un triunfo de alguien, es de Witherspoon. A los 38 años, se muestra cada vez más madura, y demuestra que lo logrado en Johnny & June no fue mera cuestión de suerte. Detrás de sus cabellos dorados y su dentadura perfecta hay una actriz de raza, y no de moda.