Alicia a través del espejo

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

UN ESPEJO QUE AUMENTA

Arranquemos con un par de verdades. Es cierto que Alicia a través del espejo es mejor que Alicia en el país de las maravillas, aunque también es cierto que no era muy difícil lograr eso. Aquella película era tal vez el punto más bajo en la carrera de Tim Burton, y no es que esta sea gran cosa pero al menos la aventura resulta un poco más atractiva, y a pesar del hiperbólico diseño digital hay algo en la experiencia de esta Alicia más adulta y decidida que resulta interesante y tangible. Claro está, para apreciarla del todo hay que tratar de olvidar el poder lisérgico e inventivo de la obra original de Lewis Carroll y permitirse disfrutar, apenas, de la mirada autoconsciente y metalingüística de la que es capaz el director James Bobin, quien logró darle nueva vida a los Muppets pero no pudo acá salirse del todo de la celda que el diseño de Burton y Disney definieron como predeterminado para esta secuela.

Burton pifió al traducir su universo freak al paródico mundo fantástico de Carroll: su Alicia era fría y distante, sin alma. Bobin, lo demostró con Los Muppets, sabe cómo trabajar personajes cuyo universo se les opone. La película abre con un muy buen prólogo donde el espíritu de las aventuras marítimas ofrece todo su encanto, y allí vemos una Alicia resuelta, que construye su propio destino. Claro, hasta que el mundo en el que habita la oprima y la obligue a la evasión que representa atravesar el espejo y regresar al País de las Maravillas. La primera contradicción de estas películas es que lo maravilloso es muy poco maravilloso. La segunda, es que todo lo que se observa y sucede tiene una traducción verbal: así, se achata el poder del original hasta una síntesis administrativa y muy poco estimulante. En ese sentido, la virtualidad de las imágenes profundiza la distancia que el espectador siente por grandes pasajes del film.

Alicia a través del espejo se pretende un film feminista. Y lo logra por momentos, especialmente cuando deja los parloteos y pone a su heroína en acción. Llamativamente, tanto el prólogo como el epílogo en este mundo son mucho más sustanciales que todo lo que ocurre en el universo fantástico. El inconveniente mayor proviene de los guiones de Linda Woolvertone, quien entiende que este territorio es fértil para la metáfora y los paralelismos visuales un poco burdos. Y otro punto, evidentemente Bobin no es un director de acción, y por momentos su película luce confusa, enroscada en secuencias donde el movimiento se ve frenético pero muy poco estimulante.

¿Qué hace entonces mejor a esta Alicia que a la otra? Básicamente su sentido del humor, que se vale de juegos lingüísticos autoconscientes, especialmente con el personaje de Sacha Baron Cohen, el villano Tiempo. Cohen es uno de los grandes aciertos, un actor que se siente cómodo haciendo personajes extremos y que aquí aporta cierta rugosidad a un film evidentemente pensado para el público infantil y adolescente. Otra, es la delirante Helena Bonham Carter. Es cierto que Alicia a través del espejo tiene varias ideas visuales y narrativas en juego, empezando por una serie de criaturas divertidas y una lúdica administración del tiempo y el espacio. También es cierto que estos recursos se agotan por momentos y encuentran un límite. En definitiva lo que hace que todo se sostenga (inclusive la poco feliz subtrama del Sombrerero, showcito de Johnny Depp incluido) es la solidez de Mia Wasikowska, quien entregada a la aventura se observa mucho más cómoda que con la anodina introspección de la película de Burton. En definitiva, un film mejor de lo que se podía prever pero mucho menor de lo que debería haber sido.