Algo Fayó

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

RECORRIDOS DE TINTA

Dentro del panorama de la historieta nacional, la figura de Pablo Fayó es tan enigmática como esporádica, pero lo innegable es el valor de su obra a finales de los ochentas y noventas, con un estilo que pateó el tablero desde su aparición en la revista Fierro. Sin embargo, lo interesante del documental de Santiago García Isler que nos ocupa, Algo Fayó, es que si uno se encuentra al margen del mundo de la historieta, el origen de sus trazos y los tecnicismos que la definen como arte u oficio (un eterno debate), sin embargo logra cautivar por la fuerza de su protagonista y cómo problematiza en torno al proceso creativo y la industria de esta forma de expresión en Argentina. Lo interesante es que en su estructura, Isler utiliza distintos registros con solvencia, logrando un híbrido aunque las viñetas que van construyendo el relato no sean en todos los casos de la relevancia que se pretende a partir de las anécdotas que describe.

Algo Fayó arranca con un registro que naturaliza la cotidianeidad de Fayó, a menudo interpelando al mismo documentalista sin que esto resulte extraño. Comparten un almuerzo, toman unas birras, unos mates, en definitiva, se asiste a una figura que aparece descrita a través de familiares y amigos haciendo vagas referencias a su trayectoria como historietista. De bar en bar, con un repertorio tanguero, afincado en la bohemia porteña, apenas se hace referencia a su oficio pasado. Este aparece como un elemento periférico que, astutamente, se explora con más detalle en la faceta más televisiva y estructurada del documental. Aquí a través de los testimonios de colegas y personalidades estudiosas del mundo de la historieta entendemos la enormidad de la obra de Fayó y la influencia que ha ejercido su estilo en esta expresión actualmente. También nos aproximamos a una (posible) respuesta de su alejamiento del oficio y las aristas de su vida personal, un elemento que ayuda a ilustrar las numerosas facetas del historietista más allá de su obra.

La última parte del documental cierra el círculo y retoma el segmento más lúdico de la introducción, aunque toma una nueva significación tras el proceso de conocer al “personaje”. El mayor logró del documental está en cómo logra cerrar este ciclo definiendo a Fayó en su integridad sin que esto implique responder de forma directa la pregunta más resonante que es, en definitiva, por qué “colgó los botines” en torno a su trayectoria como historietista. El film da una aproximación pero cristaliza una figura enigmática que parece decir también de forma solapada que podría tener un regreso a las historietas.

Es esto en parte el magnetismo que genera el documental y querer explorar la obra de Fayó, más allá de las irregularidades de las viñetas como un estructurante del relato que no siempre resulta solvente.