Alfa

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

Despegado de su carrera que suscribió anteriormente como Hughes Brothers (iniciados con un cine inscripto dentro de la corriente afroamericana con “Menace II Society” y “Dead Presidents” y luego filmaron la versión de Johnny Depp de Jack el Destripador en “Desde el Infierno”), Albert Hughes emprende con “ALFA” su primer trabajo de ficción, dirigido ya sin la compañía de su hermano Allen.
Viajamos en el tiempo y la historia se centra en Europa, hace más de 20.000 años en pleno Paleolítico: época de glaciaciones y pinturas rupestres, de armas de piedra pulida y de cacería para la supervivencia.
Justamente de estos rituales de cacería y de los ritos de iniciación dentro de la tribu será de lo que se ocupe toda la primera parte del filme – que se toma quizás demasiado tiempo- en donde fundamentalmente se hará la presentación de los personajes. En uno de esos viajes para conseguir provisiones, Keda (Kodi Smith-Mc Phee) resulta herido durante una cacería cuando un bisonte estepario lo arroja a un precipicio y sus compañeros de expedición, presencian el hecho fatal y lo dan por muerto.
Todos se marchan con la tristeza de haber perdido a su compañero, pero en realidad Keda despertará pasadas unas horas y se encontrará sólo con la compañía de un lobo. Juntos entablarán un vínculo sumamente particular que será el eje principal de toda la historia sobre dos “rivales” que no tienen más alternativa que entenderse dentro de ese medio tan hostil para lograr la supervivencia de ambos.
Lo más atractivo de “ALFA” es, en principio, la delicada fotografía con la que se retratan paisajes nevados y estepas completamente inhóspitas por donde Keda y su amigo lobo intentarán emprender el regreso a casa. Hughes basa fundamentalmente toda su película en esta simbiosis entre joven y lobo que en un principio es áspera y agresiva hasta que el lobo va dejándose domesticar por Keda y va modificándose su relación hasta convertirse en un vínculo profundo y entrañable.
Como puntos fuertes se puede mencionar la bellísima fotografía de Martin Gschlacht, la puesta en escena para la reconstrucción de época y las locaciones elegidas (hermosos paisajes canadienses) que son los elementos que permiten lograr el clima adecuado para relatar la historia y que podamos sentirnos parte de ella, sumadas a la innovadora decisión de filmar los diálogos en un dialecto primitivo que favorece aún más que se genere el tono acorde al relato.
Pero por otro lado, encontramos que la historia que se pretende contar tiene demasiados baches narrativos, un formato excesivamente televisivo y que gran parte de la película se narra excluyentemente desde la imagen y con escasos diálogos, elementos que sumados a la hostilidad del paisaje hacen que el espectador pueda ir perdiendo interés o sentir que a la historia le falta fuerza y que la lentitud con la que se relata no favorece en absoluto al resultado final.
Además, aunque no son perfectamente comparables, “ALFA” cuenta con la desventaja de que existen en el historial de cualquier cinéfilo, otros trabajos en donde se había innovado sobre el tema y se habían construido propuestas novedosas como lo fueron oportunamente “La guerra del fuego” de Jean-Jacques Annaud o “El clan del Oso Cavernario” basada en la famosa novela adaptada por John Sayles e inclusive la producción “pochoclera” de Roland Emmerich “10000 A.C.”.
Un periodo histórico que inclusive ha sido utilizado para la comedia como Ringo Starr y Barbara Bach en “El Cavernícola” o las producciones de animación con los famosos “Los Picapiedras”, la saga de “La Era de Hielo” o el notable trabajo en stop-motion de Nick Park “Early Man: el cavernícola” o el referente a “Colmillo Blanco” desde la literatura.
En el caso de “ALFA” el pulso del relato es demasiado moroso y previsible sin que aporte nada demasiado nuevo a todo lo ya visto. Aun cuando la estética y la propuesta visual del filme son interesantes y cuenta con un minucioso trabajo de producción, el guion nunca levanta demasiado vuelo y lo que es aún más grave, no logra emocionar.
Se lo percibe siempre frío y distante lo que la transforma en una especie de híbrido que decepciona tanto a los que buscan una historia más épica y con más escenas de aventuras como a aquellos que apuestan encontrar una historia emotiva sobre este vínculo de estos dos seres abandonados a su suerte en la desolación absoluta en donde nace esta idea de amistad entre humanos y cachorros.