Aires de esperanza

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Para amantes del melodrama
Jason Reitman, hijo de Ivan "Los cazafantasmas" Reitman y director de películas como "Amor sin escalas", ofrece algo que está a mitad de camino entre el policial y el drama romántico, aunque por momentos el espectador podria definirlo como un pesadísimo dramón.

Kate Winslet es una madre deprimida luego de la pérdida de varios embarazos y el abandono de su marido, que vive con su hijo preadolescente. Casi sin ejercer violencia, un presidiario recién escapado de la cárcel y que está lastimado en una pierna consigue refugiarse en la casa de la protagonista. Y lo que en principio es una relación tensa y una breve estadía hasta una fuga nocturna, se convierte en el más dulce de los romances a lo largo del fin de semana largo de feriado del Día del Trabajo (a eso se refiere el título original, que no menciona aires de ningún tipo).

La escena del encuentro entre el convicto fugitivo con la madre y el hijo en un supermercado es lo menos creíble del film, y tal vez el único momento en el que Kate Winslet no puede con su papel. Toda la situación está muy bien manejada por el talentoso Josh Brolin, que en verdad domina casi toda la película, en parte debido a que su personaje es el que va marcando la acción.

Esta es del tipo de película a la que no hay que ir a ver sin haber comido algo, ya que sobre todo en la primera mitad provoca mucha hambre. Es que ni bien llega a la casa, el preso se pone a hacer todo tipo de quehaceres, incluyendo un guiso de carne que parece de lo más apetitoso, y luego un acto entero está dedicado minuciosamente a una receta de pastel de durazno que también parece realmente delicioso y que juega un rol esencial en la historia.

Sin embargo los encuentros románticos entre Winslet y Brolin suceden en off, lo que le quita un poco de sal y pimienta al asunto, aunque es entendible dado que todo está contado desde el punto de vista del chico (que luego crece y se convierte en Tobey Maguire, el Hombre araña de Sam Raimi).

Sólo al final el film retoma su carácter de thriller con un par de escenas de suspenso. Lamentablemente la película se alarga innecesariamente con varios aparentes epílogos que se suceden uno tras otro hasta un final muy poco verosímil. Sin embargo, las buenas actuaciones y el rigor formal ayudan a que se deje ver, sobre todo si se es fan del melodrama.