Actividad paranormal 0: El Origen

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Imagino esta conversación (en japonés, y seguramente mucho más formal) entre el director y el productor:

-Conseguí los derechos para hacer una secuela de Actividad paranormal, sale barato, dos actores en una casa.

-Dale para adelante.

Vamos a seguir sacando jugo de una franquicia barata. Ese puede ser el único objetivo de esta película. Razonaran que, como no se les cae una idea, mejor reciclar otra que dio réditos. Porque lo único claro de esta película es: esto ya lo vi.

Una joven japonesa vuelve a Tokio de Estados Unidos con las piernas fracturadas luego de un accidente automovilístico. Padre y hermano la reciben y se organizan para cuidarla. Entonces el padre debe viajar y queda a cargo del hermano que, por alguna razón, filma todo.

Como recibimiento, el hermano coloca un poco de sal para alejar a los malos espíritus, según él, porque lo vio en un programa de televisión. Pero anda a saber porque lo hace, ah, si, porque es una película de fantasmas. Y porque hay que empezar de a poco.

Lo que asusto de la primera (de aquel film americano tan lucrativo) va a asustar en esta porque prácticamente es lo mismo. Suma el arquetipo de terror japonés como única variable: chica de pelo largo y negro, movimientos musculares resquebrajados. Pero sin gracia, sin terror. Repite lugares comunes y se expande en errores.

Una es que no hay sorpresa. Que un vidrio roto, que un vaso que estalla, que alguien visita a los hermanos y dice, "me tengo que ir de esta casa".

Otra es su supuesta rusticidad. Busca un ascetismo pero se le notan los hilos. La colocación de la cámara intentando ser causal es conveniente, como cuando la olvida en la pieza de la hermana con un crucifijo de madera en la mano.

El comportamiento de los personajes es tan torpe que fastidia. No se sorprenden cuando filman una clara presencia fantasmal en la casa. Siguen durmiendo separados (loco, tu hermana la esta pasando muy mal!). Nunca abandonan la casa.

Es tan poco creíble como la repetida situación de pánico (con la hermana gritando desesperada) en la que le hermano se limita a salir corriendo con la cámara a filmarlo. Entonces esa intención de hacernos creer que es un registro de la "realidad" es imposible de alcanzar. Y eso sin siquiera considerar el final que, además de obvio, tiene un primer plano (!).

No hace falta extenderse más. De lógica, cero. Aburrimiento, sobra. A marzo.