Abrakadabra

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

En cuarto film de los hermanos Onetti, "Abrakadraba", es otro buceo de los realizadores por las aguas del giallo, con el agregado de un estilo personal que fueron desarrollando a través de sus películas.
Luego de tomarse un receso con la excelente y subvalorada Los olvidados (que pronto tendrá su secuela), Luciano y Nicolás Onetti, vuelven con fuerza al estilo que los parió como cineastas. Hablamos del giallo. Pocos subgéneros tienen un estilo tan propio y reconocible como el giallo. Aquel típico film de suspenso/terror/misterio proveniente de Italia, con auge a finales de los ’60, los ’70, e inicio de los ’80, marcado por la literatura Pulp, y el cine explotation.
Mucho se teorizó sobre él; disertaciones, documentales, y hasta textos recopilatorios (como el inminente e imperdible "Giallo: crimen, sexualidad y estilo en el cine de género italiano" editado por Carlos y Natalio Pages junto a Álvaro Bretal); hablando de sus alcances y lenguajes en contextos. Nicolás y Luciano Onetti también hicieron lo suyo.
En 2013 filmaron "Sonno Profondo", una propuesta que imitaba hasta al mínimo detalle los giallos clásicos, sobre todo las obras más populares de la máxima referencia Darío Argento. Dos años después, con "Francesca", ya no sólo se hacían habitúes del festival más prestigioso de cine de género de la región, el Buenos Aires Rojo Sangre, sino que afianzaban aquel homenaje a títulos como "Rojo profundo", y "Tenebre", repitiendo la detallista fórmula con los ojos puestos en el giallo.
Ahora,"Abrakadabra", filmada en 2018, presentada en el último BARS y otros festivales alrededor del mundo en el que se alzó con premios y menciones, y que logra finalmente un limitado (ojalá se extienda) estreno en el BAMA, completan una trilogía centrada en el homenaje explícito a aquel subgénero al que decididamente aman.
Aunque como todo cierre de trilogía ¿Quién nos dice que no puede continuar? La historia de "Abrakadabra" es bien básica y a tono con la propuesta de un giallo; muerte del pasado, herencia, sucesión de crímenes en el presente, incriminación al protagonista.
Misterio detectivesco a resolver. Treinta y cinco años atrás, El gran Dante, un exitoso y prestigioso mago muere en medio de un show mientras llevaba a cabo un truco desafiante. Su hijo Lorenzo (Germán Baudino), siguió sus pasos con la ayuda de Antonella (María Eugenia Rigón) la clásica asistente que todo mago necesita. Para el aniversario de la muerte de Dante, comienzan a sucederse una serie de cruentos crímenes relacionados con aquel hecho, y en el circulo de Lorenzo, lo que lleva a los investigadores a pensarlo como el principal sospechoso.
Lorenzo, un personaje turbio, alcohólico adicto, ególatra como todo artista, extravagante y transeúnte como todo feriante; deberá descubrir quién se esconde detrás de esos asesinatos antes de que sea tarde; y antes de su gran presentación en un importante teatro. Con la sospecha de que su propia mente y su propia personalidad, le pueden estar jugando una mala pasada
¿Realmente es inocente? Como es costumbre en los Onetti, "Abrakadabra" tiene todo lo que un giallo debe tener, al punto del regodeo o paroxismo.
El detalle del idioma italiano con subtítulos ad hoc; la voz doblada en post producción y con el típico desfasaje de esas producciones que se filmaban en italiano y se doblaban al inglés, o viceversa; los filtros de colores expresionistas, y el juego con las sombras y el negro remarcado como cuero; la sangre espesa como tempera; el maquillaje extremo, y el vestuario y peinado reconocibles; las luces; el montaje cortante; y por supuesto la música a cargo del propio Luciano Onetti que envuelve y remarca los momentos de exaltación a modo de golpe de efecto.
El guion también es devoto del género. Un relato policial negro, con muchos personajes que pueden ser sospechosos, incluso el propio protagonista. La creación de estos personajes en un clima turbio pero de ambiente de fotonovela (acá, otra vez, la música es fundamental); casi una porno setentosa sin el sexo explícito. En la marcación actoral y el casting también encontramos las referencias.
Todos los actores parecen salidos de ese ambiente. Desde el look germano/escandinavo de Baudino (el protagonista extranjero de los giallos, como John Saxon), hasta el rojo furioso y cuasi pin up de Rigón. Todo el elenco se amalgama a esta propuesta y cumplen su labor más que correctamente.
Como en un buen giallo, el ritmo jamás se detiene, las muertes son impresionantes, y nosotros como espectadores estamos ahí aferrados a la butaca como otros detectives de este lado de la pantalla. Pero hay algo que hace a "Abrakadabra" aún mejor que "Sonno profundo" y "Francesca".
En aquellos, los Onetti parecían demasiado atados a las referencias puntuales, al guiño explícito a las películas más populares y reconocibles, como el alumno que quiere contentar al maestro.
En "Abrakadabra", luego de un paso fuera del giallo como "Los olvidados", y luego de dos experiencias propias, perfilan un estilo propio, una marca personal, que amalgaman perfectamente con el subgénero al que adoran. La ambientación ambigua, que marca un limbo entre Italia y Buenos Aires, entre el pasado y el presente; el desarrollo y las facetas que despliegan los personajes; y un humor muy sutil y bienvenido; no pertenecen a ninguna película anterior, son propios del sello Onetti.
Lo mismo sucede con una búsqueda referencial anterior a los clásicos de Argento que colocaron al giallo en el mundo. Las referencias estilísticas de "Abrakadabra" habrá que buscarlas en giallos primitivos, de esos que los verdaderos fans aprecian como gemas.
"Abrakadabra" es una experiencia redonda, hecha a consciencia, con un amplio conocimiento del entretenimiento y del género; y un equipo en todas las áreas dispuesto a entregar lo mejor de cada uno. Que encima esto sea una producción independiente, y lejos está de subestimar al público bajo este concepto, le aporta el último ingrediente necesario para convencernos de ser una cita obligada en aquella sala de Diagonal Norte.