A Roma con amor

Crítica de Marisa Cariolo - Loco x el Cine

Woody Allen ha vuelto y la comedia realmente necesitaba un humor mas inteligente.

Los grandes directores siempre vienen precedidos por la polémica, por el tono de sus obras, por la genialidad perdida, por la repetición de sus formulas. Ocurrió la semana pasada con el estreno de Tim Burton y sus Sombras Tenebrosas y sin lugar a dudas ocurrirá nuevamente hoy cuando las salas porteñas estrenen el último film de Woody Allen A Roma con amor.

Como en todo pequeño mundillo existen los juicios supuestamente inteligentes y agudos que se erigen sobre cierto cine y el lugar común obligado para ser un progresista critico cinéfilo es "el nuevo cine de Allen es una agencia de viajes constante que nos brinda postales turísticas de centros vacacionales”.

Segundo tópico obligado de las criticas cinéfilas es el hacer referencia a la vejez de Allen que le da el beneficio de escudarse en una senilidad artística. Si hasta el derecho penal conmuta el cumplimiento efectivo de las penas por la vejez, digamos que en el peor de los casos Allen cumplirá arresto domiciliario por su falta de originalidad según sus detractores sentencian.

El film como es obvio y ya parte de la tradición de los últimos tiempos del director se inicia con unas postales de Roma, de los puntos de visita obligados de todo turista y a partir justamente de una turista perdida arranca la primera historia de amor interoceánica.

Hayley (Alison Pill) y un bello y joven abogado defensor ad honorem de causas perdidas Michelangelo (Flavio Parenti a quien ya conociéramos en el film Io Sono L amore con Tilda Swinton) se cruzan en las calles de la ciudad, comenzando entonces un apasionado romance.

Para el compromiso de los jóvenes llegarán a Roma los padres de ella (Woody Allen y Judy Davis) La vejez , la jubilación y los deseos por seguir activo serán la fuerza motora del personaje de Allen que encontrará en el futuro suegro de su hija la encarnación de esos anhelos.

Por otro lado tendremos la historia de enredos que se tejerá entre una joven pareja que se separa accidentalmente en medio de un viaje de negocios importante para el novio y de la nada aparecerá una despampanante Anna (Penélope Cruz) para brindarle sus servicios sexuales, regalo de unos amigos del novio. La confusión será imparable y continuará por todo el film con una serie de malos entendidos que avanzan con el desenfreno y frescura que la prostituta italiana profesa.

Otra de las historias de "amor neurótico" será la que se gestará entre Jack (Jesse Eisenberg) y Mónica (Ellen Page) la cual tendrá todos los ingredientes de esas seducciones malsanas , intelectuales e irremediablemente condenadas al fracaso que todos hemos tenido en nuestras vidas . El personaje de Ellen Page se muestra como una encarnación del espíritu masculino femenino que enarbolára allí por lo setenta Diane Keaton, un estilo de mujer que seduce desde el cerebro para desencadenar una revolución hormonal quizás mas irrefrenable que las pasiones mas carnales

Junto al personaje de Jack un moderno Pepe Grillo que se ocupará de descodificar las señales del amor intelectualoide estará en manos de un genial Alec Baldwin.

En otra parte de la ciudad amanecerá Leopoldo (Roberto Benigni) quien cuan metáfora de la popularidad actual sin sustento ni sustancia , será un hombre romano a quien los medios erigirán en celebridad sin razón alguna y saboreará las mieles de la aprobación de las masas como nunca había soñado.

El sentido del ridículo vuelve a aparecer en el film como otrora lo hiciera en antológicas comedias a través del glorioso orgasmatron (en el film El dormilón) o aquellos espermatozoides paranoicos y temerosos de salir al exterior de Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar.

Woody Allen ha vuelto y la comedia realmente necesitaba un humor mas inteligente que exorcizara las mareas de films que se suponen cómicos pero solo son un desfile de escatológicas baratamente hiladas con un guión inexistente.

@Cariolita