Elementos

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Hace años que la luz creativa de la lamparita dejó de brillar y parecería que en Disney ya están resignados con la decadencia de Pixar al punto que ni siquiera le ponen esfuerzo a la promoción de las películas.

Elementales llega a los cines en silencio sin los bombos y platillos que acompañaron las grandes campañas de marketing del pasado cuando creían que se comían el mundo de la animación.

Si bien el espectáculo que ofrece es mucho más ameno que el bodrio de Lightyear se trata de un film menor e irrelevante que será olvidado enseguida antes que termine el mes de junio.

Entre los aspectos positivos se puede destacar la intención del director Peter Sohn (The Good Dinosaur) por desarrollar la trama dentro de la comedia romántica.

Una idea que no había sido explorada en los trabajos previos de la compañía.

A través de una historia de fantasía que elabora una alegoría sobre las parejas interraciales, Elementales evoca la época de gloria de un género que falleció hace un tiempo en Hollywood.

Si bien hay varias referencias a películas de ese tipo de los años ´90 y la era dorada de Meg Ryan, el relato de Sohn no esconde la influencia de dos clásicos emblemáticos como Guess Who is coming to Dinner (1967) de Stanley Kramer y Moonstruck (1987), de Norman Jewinson, de la que toma todo el retrato de la clase obrera inmigrante.

Aunque se le puede objetar burdo comentario social, bien al estilo Pixar donde nunca existió el concepto de la sutileza, también es importante resaltar que el film no se olvida de entretener a los más chicos.

Los personajes inspirados en los elementos naturales son divertidos y se desenvuelven en un mundo de ficción que resulta muy atractivo desde los aspectos visuales.

En ese sentido la mayor virtud de esta producción se encuentra en el estupendo trabajo de world building que tiene la sociedad que rodea a los protagonistas.

Una cuestión que no es un tema menor ya que la película te deja con ganas de seguir explorando todo el contexto fantástico y los escenarios que ambientan la trama.

El conflicto principal centrado en la atracción de los polos opuestos es ameno y la narración del director no se excede con el melodrama.

Tal vez los personajes no tengan el carisma de otras creaciones que brindó este estudio pero al menos ofrecen un espectáculo decente dentro del género de animación.

Como propuesta familiar zafa y tiene contenido para entretener a un público de diversas edades.