50/50

Crítica de Pabela - La Cinerata

Hay ciertos temas en el cine difíciles de plantear sin caer en el melodrama lacrimógeno; por ello se agradece cuando de pronto aparece un film aparentemente pequeño, de tintes casi indies que dejan un buen sabor de boca por su sano equilibrio entre el drama y la comedia sin caer desmesuradamente en la lágrima fácil o la irreverencia desubicada.

Siempre doloroso, sobre todo cuando compete a personas jóvenes, el cáncer parecería quedar fuera de toda broma, incapaz aparentemente de hacer reír. Sin embargo Will Reiser, guionista de este film y primo del legendario protagonista y productor de la serie televisiva Mad About You, Paul Reiser, tras ser diagnosticado con cáncer cuando apenas tendría veintipico de años y convencido por su mejor amigo, el comediante Seth Rogen, para que escribiera su historia, nos narra en forma terrenal, cotidiana, casi sobria por momentos, su triste experiencia en un film impecablemente dirigido por Jonathan Levine.

En carrera por el Globo de oro en dos nominaciones, esta película enfrenta en forma modesta pero nunca superficial la crisis de un joven que intenta lidiar con la idea de la muerte mientras sus relaciones personales, amigos, novia, padres, se reacomodan totalmente provocándole por momentos el vacío inevitable de la soledad e impotencia.

Aun cuando en su título varios han interpretado la famosa alegoría del vaso medio lleno, medio vacío, este es un film que pone de manifiesto la importancia de las relaciones humanas y cómo estas juegan un papel preponderante para aferrarnos a la vida. Incluso cuando la historia se sirve de algún que otro cliché nunca cae en lo banal o ridículo demostrando que es posible hablar de la muerte sin la necesidad del golpe bajo o de la manipulación emocional para que el espectador se identifique, se emocione.

50/50 despliega en un reparto sorprendente, un continuo equilibrio entre la comicidad y el drama donde cada personaje cumple una función precisa. Nadie sobra en esta historia y cada escena está efectivamente planteada para llevarnos a un final sencillo pero encomiable. Gran parte de esta efectividad viene dada por la excelente química entre Joseph Gordon-Levitt y Seth Rogen quienes guardan prácticamente todo el peso del film balanceándolo entre la lágrimilla y la risa franca.
La clave en toda la historia está justamente en el tono que utiliza para contar algo tan dramático como el cáncer. Allí donde pareciera que se nos forma un nudo en la garganta de pronto aparece una línea de diálogo mordaz que nos suelta una risotada, donde pareciera que la comedia se despliega entera, se nos ofrece una reflexión evidente.

Demasiado comedida para algunos, quizá, el film constantemente demuestra que no todos precisamos rasgarnos vestiduras ni llorar gritando para enfrentar adversidades en la vida. La vida como tal transcurre día a día, a veces más luminosa, otras más oscura pero es gracias a quiénes nos rodean lo que verdaderamente nos hace vivir o morir. Film pequeño pero intenso con grandes posibilidades de cara a las temporadas de premios.