35 Rhums

Crítica de Nicolás Kusmin - Leedor.com

Gris, el color de París.

Denis confiesa directamente haber copiado para este film al genial director japonés Yosujiro Ozu. No son casuales entonces las vías del tren que se bifurcan. En otro homenaje a Ozu menos abordable como “Café Lumiere” estaban más que presentes.

Claire Denis, invitada especial al BAFICI en el 2009, vino con dos películas, “35 Rhums” fue una de las delicias de ese festival. El próximo 10 de mayo se estrena exclusivamente en la Sala Lugones.

Con varios puntos de contacto con su film de 1999 “Bella Tarea”, no tanto en su argumento sino en el desarrollo de los mismos.

Esa manera francesa tan pausada de relatar lo cotidiano, donde todo ocurre casi sin darse cuenta y el espectador va sabiendo sobre los personajes de a cuenta gotas, por una frase dicha al pasar, por una carta, por algo pequeño…

Lionel, ya cercano a jubilarse como conductor de trenes, y su hija Josephine tienen una relación tan cercana y tan marcada por la vida, que los separa y diferencia de los demás. Gabrielle, enamorada de él los “acecha” de cerca y Noé, otro vecino joven, aspira a entrar definitivamente en la vida de Josephine.

París, es bella, pero al mismo tiempo fría y gris en “35 Rhums”, no por nada, Prevert dijo que “gris es el color de París, el color de la inteligencia y la melancolía”.

En los suburbios, mirando desde las ventanas a las mismas vías por donde Lionel transita, ocurre gran parte del metraje. Ellos son de raza negra y son parte de Francia pero al mismo tiempo se sienten extranjeros.

El título refiere a una anécdota de los 35 pequeños tragos que sólo en casos especiales Lionel toma, contados uno a uno sobre la barra del bar.

Denis logra la poderosa virtud del buen cine que con pequeños gestos y estados de ánimo transmite no sólo una gran potencia si no que se reserva hasta la posibilidad de un final redentor.

Publicado en Leedor el 2-04-2009