35 Rhums

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Buenas maneras a la francesa

Claire Denis (París, 1948) ha visitado más de una vez la Argentina. Estuvo en varias oportunidades en el Bafici, y de ella se vio una película original, "Bella tarea", que giraba en torno a la Legión Extranjera.

Para "35 rhums" Denis dice que se inspiró en un filme de Yasujiro Ozu y a la vez en la relación entre su abuelo y su madre. Su título hace referencia a que en las grandes ocasiones, su protagonista bebe treinta y cinco pequeños vasos de ron, uno detrás de otro.

Los personajes principales de la película, en su mayoría son de raza negra, con excepción de Grégoire Colin. Eso no es casual porque Denis, hija de un funcionario del gobierno francés, vivió varios años en Senegal, en Africa.

Lo que ella cuenta es en esencia la relación entre un padre viudo y su hija. Ambos viven en un bien tenido departamento de las afueras de París. El es conductor de trenes y la chica además de estudiar ciencias políticas, trabaja partime en una disquería.

MUNDO VECINAL

Pero además de Lionel (Alex Decas), el padre, y de Josephine (Mati Diop), la hija, el filme incluye a una vecina que maneja un taxi, vive sola y de algun modo quisiera estar junto al padre de la joven, a la que conoce desde niña y a Noé, un vecino. Al cuarteto se suma, René, un compañero de trabajo del padre, que terminará suicidándose.

La historia ofrece una mirada intensa, profunda, sobre lo que cada uno de estos personajes, de acuerdo a su cercanía, sienten uno por el otro, aunque nunca pierde de vista el eje padre-hija.

A la realizadora no le importa demasiado seguir la historia cronológicamente, lo que le interesa son las sensaciones a transmitir al espectador. Lo que comunica es la ternura, la complicidad entre los personajes y en un momento, señalar el esfuerzo que significa para un viudo decirle a su hija mayor, que lo quiere y admira: "No creas que necesito que me cuides. Quiero que pienses en vos".

Casi sobre el tramo final aparece el desapego -la hija se despide- y con esa nueva situación en la vida de todos los personajes surge un cambio, se diría que doloroso y silencioso a la vez, pero se lo acepta como parte del transcurrir de la vida.

La historia va captando situaciones, no tiene demasiados diálogos, pero devela a los personajes en momentos íntimos: uno llega y se quita los zapatos, se ducha y se dispone a comer, la otra sonríe y comparte la comida, en un silencio que a través de las miradas y los leves gestos deja imaginar que esas dos personas se admiran, se quieren, se comprenden.

Claire Denis hizo su película como si hubiera querido "acariciar al espectador con sus imágenes", pero a la vez muestra lo inevitable, las separaciones, el dolor, lo que ya no sucederá y todo lo hace con una fotografía y una cámara admirables. A esto hay que destacar las muy valiosas actuaciones de Alex Decas y Mati Diop, padre e hija y de los vecinos Nicole Dogué y Grégoire Colin.