21 La gran fiesta

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Siga el baile

Los guionistas de esa genialidad llamada ¿Qué Pasó Ayer? utilizan el mismo recurso de noche descontrolada pero trasladado a la post adolescencia para hacer 21 La Gran Fiesta, otra película de golpes, fluidos corporales y partes privadas expuestas. Listo.

Tres amigos, Miller, Casey y Jeff Chang, se reúnen para celebrar el cumpleaños de este último (los famosos 21 del título) y se pasan de rosca. Ok. Un joven arriba de un auto con un osito de peluche pegado a sus genitales. Bueno. ¿Resulta una maravilla? Imposible alcanzar el nivel de aquella película que los hizo reconocidos. Pero si algo hay que reconocerle es que no se siente en ningún momento que traicione lo que puede ofrecer este tipo de películas. Una de esas intrascendentes y sin pretensiones que a través de una serie de eventos desafortunados nos intenta sorprender y hacer reír. Por momentos lo logra.

¿Que un hombre en culo con una media en los genitales pueda resultar gracioso? No sé si tanto. Pero algunos momentos físicos funcionan durante todo ese derrotero en el que arrastran a Jeff Chang para poder regresarlo a su casa (de la cual desconocen su paradero) para que esté listo para una entrevista programada por su opresivo padre. Quizá porque en medio de esas risas y descontrol hay una melancolía de lo que fue y no sigue siendo. Esa adolescencia sin responsabilidades que se perdió al igual que una amistad que se transforma en discurso más que en una realidad. Es verdad que hay mucho trazo grueso (y quizás se excedan en un dramatismo superfluo) pero no se alejan de una liviandad necesaria para pasar el rato sin tomárselo en serio.

Ahí están las fraternidades y sus rituales, sus frat boys cebados y descerebrados, y el alcohol como sinónimo inequívoco de fiesta. Pero plena de límites. Solo algunos actos de violencia indoloros y sin demasiadas drogas (ahí están los stoners/fumones como únicos consumidores y vistos como una entidad aparte). Entonces se ve una película bastante pacata porque no jode, se ríe de las fraternidades pero no las desdeña, se van a descontrolar para reacomodar sus realidades y volver a la buena senda. En ese punto el film decepciona por conservador. Pero después de todo no es más que una tonta comedia americana de tres mejores amigos que se separaron y que afrontan una etapa de decisiones de diferentes maneras. Un futuro que se les viene y no saben cómo afrontar. Alguno la encarará con angustia, otro con seriedad, otro con abandono. Y todos con estupidez desde su inexperiencia. Una de esas noches de derrape del que todos pueden hacerse cargo, y como la película, no darle mayor importancia.