21 La gran fiesta

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Graduación alcohólica

Los guionistas de la genial ¿Qué pasó ayer? pudieron construir, sobre todo en la primera parte de aquella película, una idea desopilante ambientada en Las Vegas luego de una salvaje despedida de solteros. Pero parece que nuestros amigos Jon Lucas y Scott Moore, que debutan en la dirección, quisieron hacer la versión veinteañera de la exitosa comedia. Pifiaron.

Como si la “verdadera vida” tuviese punto de partida a los 21 años y la única misión es ahogarse en alcohol, Milles (Milles Teller) y Casey (Skylar Austin) tienen la brillante idea de “rescatar” a Jeff Chang (Justin Chon) para festejar su mayoría de edad para la bebida. Mostrando su documento como si fuese un trofeo -y creyéndose impune a todo- el oriental vivirá una gira interminable por bares, calles y demás ámbitos con sus secuaces. ¿La condición para emprender tal aventura?: volver sobrio a las 7 AM para asistir con su padre a una entrevista de admisión estudiantil.

Pero algo sale mal -como en todas estas películas- y Jeff tendrá mucho alcohol en la sangre como para mantenerse lúcido. Milles y Casey, que no están mucho mejor, olvidan un pequeño detalle: dónde devolver a su amigo. Y allí comienza la otra película, el ensamblaje de una red de contactos que ayude a develar el domicilio de Jeff.

El egoísmo, la falta de sinceridad y también la hipocresía de “creer” conocer a su compañero de aventuras, por más que hayan pasado un par de años sin verlo, es lo que refleja 21, la gran fiesta, donde se sabe que todos guardamos oscuros secretos, por más compinches que seamos en las buenas.

El filme abunda en cerveza, bromas escatológicas, genitales siempre presentes (un osito de peluche agarrado “ahí”) y una fiesta en una torre en la que hay que superar pruebas... alcohólicas, obvio ¿o qué otra cosa esperaban?