12 horas para sobrevivir: El año de la elección

Crítica de María Paula Rios - Cinepapaya

Fanáticos teo-políticos, adolescentes con sed de venganza y cowboys urbanos se entremezclan en la tercera entrega de The Purge.

La nueva entrega de The purge retoma al personaje principal del episodio anterior, Anarquía: la noche de las bestias, Leo Barnes (Frank Grillo), quien el día de la expiación salía con furia a vengar la muerte de su hijo, pero siempre terminaba ayudando a los más desprotegidos, esa noche macabra en la que solo tienen refugio seguro los poderosos y adinerados.

Sin embargo, en el año de elecciones presidenciales, Leo trabaja como guardaespaldas de Charlene Roan (Elizabeth Mitchell), una decidida senadora que va en contra de los Nuevos Padres Fundadores de América (NPFA), un grupo de políticos, fanáticos/religiosos que hace veinticinco años están en el poder y dominan la economía del país.

La decisión de Charlene de presentarse como candidata a presidenta de los EEUU se relaciona con una experiencia traumática que padeció de adolescente cuando, en una noche de la expiación, un psicópata mata a toda su familia. Por esto quiere terminar definitivamente con esas terribles horas en las que todo está permitido: saquear, robar y asesinar para así “purificar” el alma.

Sintiéndose amenazados, los NPFA deciden incluir en la purga a la clase política, ya nadie queda exento. Ahora el tema no es solo aniquilar a esa gente “no deseada” que ocasiona gastos a la nación, sino también “limpiar” a los políticos idealistas que encabezan las encuestas de las elecciones. Por esto, Charlene Roan sufrirá un intento de asesinato por parte de un grupo de mercenarios y Leo Barnes hará lo imposible por protegerla.

La noche de la expiación trae todo tipo de personajes, desde turismo extranjero ansioso por asesinar hasta caprichosas adolescentes —que parecen salidas de una película de Harmony Korine— enfundadas en ropa sexy y con armas glamorosas decididas a matar por diversión y venganza. Pero el foco principal está centrado en la senadora y su grupo. Además de Leo, la defienden el propietario de una tienda de comestibles, su ayudante latino, y una joven ex pandillera quien ahora conduce un camión de auxilio durante las horas fatales.

12 horas para sobrevivir: el año de la elección es la entrega más sólida y potente de la saga. Ahora la crítica social se mezcla con una dosis justa de humor negro, lo cual ayuda a la catarsis, porque el ritmo narrativo tan frenético no nos da respiro. Las tomas subjetivas generan angustia e incertidumbre y nos sitúan desde el punto de vista de quien tiene que defenderse de la muerte en una noche sin ley. Desde un flanco más reflexivo, esta extrema crueldad, en la que la violencia se traduce en irracionalidad, destrucción, en actos que cercenan la libertad del otro, 12 horas para sobrevivir: el año de la elección nos ayuda a repensar sobre la forma dramática en que se ha ido naturalizando la violencia en nuestra sociedad.