Ir de lo particular a lo universal es una de las principales habilidades de Miguel Kohan, que una vez más se pone al frente de una épica folclórica, entendiéndolo como la idiosincrasia de un pueblo que trasciende y supera fronteras, en este caso las del pueblo judío que se reinventa a pesar de las expulsiones que ha sufrido.
Alumnos reflexionando sobre la memoria y sus linajes son la propuesta de este documental que lamentablemente no logra trascender su origen y presenta un resultado realmente de baja calidad que termina traicionando su idea fresca de que los jóvenes reflexionen sobre su identidad.
Película evento, tal vez el más esperado del año, el cierre de una época, el cierre de una etapa clave para la configuración de una generación de espectadores que disfruta de la acción y las historias inspiradas en héroes y que en este relato de tres horas y algunos minutos más potencian su origen lúdico recuperando algo así como la búsqueda del tesoro y la “escondida” para apelar a la nostalgia por la infancia y sus momentos de dispersión y goce enmarcando todo con su reivindicación del héroe y el trabajo en equipo.
Cantando por un sueño En una de las primeras escenas de Vox Lux El Precio de la Fama (Vox Lux, 2018) está la clave del relato. Una niña, de pocos años, canta mirando a cámara en un video registrado familiarmente como si supiera que su futuro dependiera de eso, y eso es lo que hará Celeste por el resto de su vida. En el cantar y bailar, ingenuamente, pero con mucha naturalidad, esa niña explora con espontaneidad la simpleza de quien quiere capturar la atención de su entorno, con un mensaje cómplice, que invita a empatizar con la protagonista, a pesar de su ambigua moral, la sobreviviente de una tragedia terrible, que pronto se convierte en una estrella de la música pop. Lo que también queda claro desde la primera escena es que Celeste será su propia perdición, una mujer con sentimientos autodestructivos que pueden llevarla a un lugar de mártir, a pesar de, a su vez, estar amenazada por su propio actuar. Vox Lux El Precio de la Fama tiene puntos en común con todos aquellos relatos en los que se desnuda la cocina del universo musical, desde Nace una estrella que se ha formado un sub género cinematográfico anclado en cómo se construye una figura que sólo tiene su talento para progresar y a la que hay que pulir detalles y reorientarla.. Así, en esa construcción, de manera contundente, se explora y refleja cómo una industria ávida de talento avanza sobre los cuerpos y personas, las que, al percibir una pequeña oportunidad en un artista, lo exprime y explota hasta niveles insospechados del entendimiento humano, abriendo, en el caso de esta película, el juego a un relato honesto y potente sobre la creación de una cantante. Corbet presenta al personaje protagónico como una figura de cristal, frágil y a la vez inquebrantable, y en dos momentos diferentes de su vida, la adolescencia, la adultez, con contrastes y con una reflexión que acerca la historia a espectadores que puedan o no tener referencias sobre la misma. Celeste en la primera parte es una joven que no logra transmitir sus verdaderas ideas, excepto, claro está, que lo haga por la música, comenzando a transitar un largo recorrido para convertirse y el negocio que ven en ella. En una de esas escenas se debate acerca de los beneficios que pueden o no traer la fama, y allí comienza la epopeya de Vox Lux El Precio de la Fama, que se completa cuando Natalie Portman interpreta a la Celeste grande, una mujer sin escrúpulos a la que sólo le interesa continuar, como puede, con sus obligaciones. El director nos pasea por el escenario y detrás de él, por las ambiciones y anhelos más profundos de Celeste, con momentos cercanos al videoclip, y otros en los que un registro simil documental no hacen otra cosa que construir un verosímil sobre el universo musical, con la cámara reposando expectante en aquellos momentos en los que el artista transforma el presente para devolver una mirada de la industria, pero también sobre los seres humanos que están detrás de ella.
Documental sobre la vida y la muerte, el debut en largometraje de Iair Said registra los últimos momentos de Flora, una acumuladora compulsiva que intenta conectarse con el mundo a través de objetos inservibles, comida y lamentos. El director trasciende el patetismo con el que se podría haber mostrado la decadencia del ser humano, el paso del tiempo, los vínculos, reflotando con su humor característico, la necesidad de vincularnos y ver en el otro su necesidad de evadir la soledad.
Rebelde y confundida Renegar con el inevitable sub genero de películas enmarcadas en chicaconocechico, es quedarse en el siglo pasado esperando un cambio que muta y suma adeptos, como en el caso de After: Aquí empieza todo (After, 2019), adaptación del bestseller del mismo nombre y que fue un fenómeno de ventas. Centrada en Tessa (Josephine Langford), una niña en la que su madre (Selma Blair) y su novio de toda la vida (Dylan Arnold) han depositado un sinfín de expectativas, la historia cambia cuando ella ingresa a la vida universitaria. Rápidamente el film tomará recursos de varias historias del estilo en las que la transformación de la protagonista se debe a la llegada de un otro (Hero Fiennes Tiffin) que la deslumbrará por contraste. El crush rápidamente se convertirá en posibilidad y mientras Tessa comienza a descubrirse como ser deseante, un oscuro secreto de Hardin (Fiennes Tiffin) hará mella en la pareja, que deberá afrontar algunos contratiempos para poder volver a estar juntos, incluyendo la obsesiva mirada de la madre de Tessa que desconfía de todos, incluyendo de su hija. Jenny Gage (All This Panic) adapta literalmente la historia de Anna Todd, potenciando el misterio de Hardin y la inocencia de Tessa, pero suma algunos aditamentos que hasta ahora el cine romántico teen aún no había transitado, como la posibilidad del sexo seguro, la pasión y relaciones sexuales. Si bien aquí el acto sexual propiamente dicho no se muestra, escenas de masturbación, juegos entre los protagonistas, y hasta la decisión de incluir en la previa del debut de Tessa un preservativo, hacen que su inocente espíritu de drama romántico pueda dejar de lado la aséptica concepción que hasta el momento este tipo de films tiene sobre el sexo. Hay convenciones, claro, como la exagerada utilización de recursos musicales para avanzar escenas claves y generar emociones, o en el exceso de la utilización de cámaras lentas y ralentíes para subrayar momentos de conexión y contacto entre los protagonistas, pero también hay un interés por despegarse de series anodinas de los sistemas de streaming que han favorecido lo visual por sobre la temática. Y en ese buscar algo diferente, Jenny Gage decide profundizar más en los personajes, ofreciendo un relieve que escapa a la unidimensionalidad con la que generalmente se presenta a los personajes, y aún en la decisión de, por ejemplo, vestirlo a él con ropa oscura para darle mayor sentido a su “rebeldía”, y a ella con ropa en tonalidades claras y colores pastel, se permite anclar aún más los conflictos convirtiendo a After: Aquí empieza todo en el film ideal para un público adolescente y fanático de la saga literaria.
Cuando no esperábamos ya nada de la nueva versión del clásico de Stephen King llegan algunos giros que terminan por construir un relato sólido y potente sobre miedos y posibilidades. En la historia de una familia agobiada por la muerte y el dolor se construye una potente metáfora del ciclo de la vida y la muerte, potenciada por recursos de un género que se muestra cada vez más vigoroso y vigente.
El circo y los payasos no ya como pesadillas infantiles, sino como, lo refleja este documental, lugar de resistencia en un Brasil de ultraderecha y en donde el arte, una vez más, permitirá salvar a las sociedades.
Nada nuevo bajo el sol en esta difícil, por lo básica, puesta al día de la historia del pintor prefirió luchar contra sus fantasmas en un mundo que le era hostil y adverso. Dafoe sorprende en un film sostenido por el recurso de una constante cámara en movimiento que rompe la magia de la cuarta pared.
La tierra será el bien más preciado en breve. Terratenientes que hicieron lo que quisieron durante años verán temblar sus intereses, como en esta lucha en solitario que este film propone y que sirve para evidenciar un estado de las cosas.