Días de pesca

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Los films de Carlos Sorín adolecen -en general, en medidas diferentes de acuerdo con el alcance de cada trama- de una paradoja: cuando sus personajes y ambientes convocan la emoción, Sorín suele filmarlos buscando el ángulo más bello, que no siempre es el ángulo más emotivo. Como si el oficio de publicitario, que ha ejercido mucho y con éxito, se interpusiera ante el impulso estético del cineasta. En Días de pesca tiene una historia pequeña y bien cincelada, la de un ex alcohólico que, en tren de refundar su vida, viaja a la Patagonia con el objeto de participar de la pesca del tiburón y de reencontrar a una hija a la que ha ignorado, historia que es excusa para la aparición de otras en germen, pobladas de personajes curiosos y queribles. Pero por algún misterio de la puesta en escena, el film se ve más “lindo” que “bueno”. Otra vez la Patagonia, el territorio que Sorín más recorre, aparece impenetrable en su misterio: nos quedamos -como respecto de las emociones de los personajes- en sus bellas, insatisfactorias orillas.