Crímenes ocultos

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

La historia es interesante: en la URSS aparece un asesino serial que asesina niños cruelmente. El encargado, aleatoriamente, de descubrirlo es un agente secreto defenestrado por el estalinismo tras negarse a denunciar políticamente a su propia mujer. Exiliado en un lugar miserable, aparece este monstruo y, con ayuda del personaje de Gary Oldman, trata de encontrarlo. El problema es que en la URSS no puede haber asesinos seriales que maten niños: esas cosas no pasan en el paraíso socialista. La sinopsis es más interesante que el film: en lugar de que el mundo criminal y el mundo político cuajen y se reflejen (algo que pasa en otra película sobre asesino de niños: M., el vampiro, de Fritz Lang), ambas cosas no terminan de integrarse. Que los actores estén bien y muy bien (Oldman ha encontrado un registro extraordinario desde los films de Batman) y que la ambientación sea precisa poco importa: la película se siente demasiado literaria, como si la novela en que se basa no encontrara una adaptación sino una mera ilustración.