Los amores no correspondidos son un tema. Llega un momento de la vida en que no le desearías algo así ni a tu peor enemigo. Tom (Joseph Gordon-Levitt), un arquitecto que trabaja como redactor de tarjetas de felicitaciones, es una de las pocas personas que todavía créenle amor verdadero, en que el destino ya está escrito y sólo es cuestión de tiempo hasta que aparezca la indicada. Y eso sucede (o parece suceder) cuando conoce a Summer (Zooey Deschanel), una hermosa compañera de trabajo con la que comparte gustos musicales —para empezar, The Smiths— y por la obra de Magritte. Pronto empezará una relación entre ambos... aunque no como Tom había fantaseado. Durante 500 días habrá cariño, sexo, risas, pero también separaciones, reproches, y el tener que soportar que Summer no sienta por Tom lo que él siente por ella. Si bien se inscribe en el género de la comedia romántica, escapa a los clichés de esa clase de films. El resultado es más agridulce y realista, y puede pegar mal a quienes pasaron por una situación parecida. De hecho, tiene elementos de la vida de uno de los guionistas. El director Marc Webb viene de los videoclips, y si bien hay elementos locos (animaciones), son muy pocos y nunca entorpecen la narración. Joseph Gordon-Levitt es el antihéroe romántico. Un actor cada vez más versátil, ya que fue uno de los villanos de la peli de G.I. Joe y en 2010 se lo verá en El Origen, esperado nuevo opus de Christopher Nolan, protagonizado por Leonardo DiCaprio. Zooey Deschanel siempre logra cautivar con esos ojazos y con una actitud de mujer independiente a la que no le importa destrozar corazones ajenos, aunque tiene su grado de humanidad. Ella y Gordon-Levitt ya habían trabajado juntos, y la química entre ambos es notable. No nos olvidemos de la estupenda banda sonora, con los mencionados Smiths, The Clash, Hall and Oates y hasta Patrick Swaize con su “She’s like the wind”. Sin duda, una de las sorpresas del año, y también un ingenioso método para hacer llorar a los hombres.
Dark Castle Entertainment comenzó como una subsidiaria de Warner dedicada a fabricar refritos de películas de terror del director y productor William Castle, conocido en los ’50 y ’60 por los trucos publicitarios que usaba en los cines (esqueletos flotantes, butacas con voltaje eléctrico, tarjetas con olor, etc.). Ejemplos: La Casa en la Montaña Embrujada y 13 Fantasmas. Luego vinieron obras de género que no eran remakes, como En Compañía del Miedo y la reciente La Huérfana. Terror en la Antártida es el nuevo exponente de la empresa. Y al igual que las ya mencionadas, es un producto menor, pero que se deja ver. La Antártida ya había demostrado ser más que efectiva como contexto de una película de miedo: la tremenda El Enigma de Otro Mundo, producida por Howard Hawks, en 1961, y la superior y más terrorífica versión 1982, esta vez a cargo de John Carpenter. Al igual que en aquellos grandes film, Terror... incluye pocos personajes que empiezan a desconfiar entre sí (sobre todo Carrie), algunas muertes horribles y el implacable clima gélido. Pero vale aclarar que no es una historia de horror sino un thriller de suspenso. Deberían haberle puesto Intriga en la Antártida. No hay monstruos de ninguna índole: sólo un asesino en busca de un secreto que se remonta a los tiempos de la Guerra Fría (no es spoiler, se sabe a la mitad del largometraje). La película se hace llevadero gracias a la mano del director Dominic Sena. Recordemos que este nativo de Ohio fundó Propaganda Films junto a su amigo David Fincher, y dirigió la inquietante Kalifornia, con un Brad Pitt asesino y un David Duchovny obsesionado con él. Luego hizo las dementes pero entretenidas 60 Segundos y Swordfish: Acceso Autorizado. La Beckinsale vuelve a demostrar que, a pesar de sus rasgos delicados, es convincente como mujer de armas tomar. Gabriel Match (visto este año en y como The Spirit) no será un actorazo pero cumple. Se agradece la presencia de Tom Skerritt, quien siempre aporta lo suyo. Como decía, un productor menor, pero llevadero si no hay nada importante en cartel... o para abrazar con su chica.
¿Qué hace falta agregar de esta joyita de la animación cuadro a cuadro, con el sello de Tim Burton? Qué hoy la pueden disfrutar en tercera dimensión. Una manera de hacerle justicia a esta creación de Tim Burton (aunque la dirigió el no menos talentoso Henry Selik), que aquí en su momento no se estrenó en cines. Lo genial es que, más allá de la novedad en el formato, la historia y los personajes no pierden vigencia, y siguen ganando fanáticos alrededor del mundo. Basta con pasar por un colegio a la hora de la salida y ver jóvenes con mochilas, prendedores y otros elementos de la película. Siempre es bueno reencontrarse con Jack Skellington, Sally, Oogie Boggie, y el resto de esa pandilla tan alocada. Danny Elfman está en su salsa, logrando una de sus obras cumbres como músico para películas. Lástima que al terminar la producción de El Extraño... él y Burton pelearon por un tiempo, y por eso Elfman no musicalizó Ed Wood (lo hizo Howard Shore). La conversión a 3D estuvo a cargo de Burton y Selik gracias a un proceso de digitalización cuadro por cuadro made in Industrial Light & Magic. Para terminar, un anecdotario para impresionar a tus amigos: * Tim Burton presentó el proyecto de la película (basada en un poema de su autoría) cuando todavía trabajaba en los Estudios Disney. La empresa le compró la idea, pero lo cajoneó para desempolvarlo recién cuando T.B. ya era un peso pesado en Hollywood. * Al principio la idea no iba a derivar en un largometraje sino en un especial de media hora para televisión. * La película entró en pre-producción sin haber guión escrito. Para adelantar algo, Danny Elfman compuso las canciones. Los guionistas luego tuvieron que armar la historia alrededor de lo hecho por el otrora líder de Oingo Boingo. * Burton no pudo dirigir la película porque estaba comprometido para Batman Vuelve. Un film de animación (sobre todo en stop motion) requería mucho tiempo. Pero ya todos sabemos que el resultado final tiene su sello.