El cerrajero es una película que suena bien “en papel”, es decir, si uno la describe (su historia, elenco y aspectos técnicos) parecería que nos encontramos ante un film que no hay que perderse, pero la realidad es otra. Pese a que todas las formalidades están en orden, la cinta tiene un gran pecado: es aburrida, y para el tipo de planteo que se hace (con aspectos sobrenaturales) no es algo que se pueda dejar pasar por alto. Ahora bien, la idea de que alguien adquiera poderes psíquicos como fruto de la extraña niebla que azotó a Buenos Aires hace un par de años es interesante y original, pero con poco vuelo. Es decir, limitar la historia a los problemas de los clientes de un cerrajero es un desperdicio que se salva únicamente por las buenas actuaciones de Esteban Lamothe y Erica Rivas. La directora Natalia Smirnoff se preocupó demasiado en balancear el elemento fantástico con los dramas del los protagonistas y el elenco secundario que hizo que el ritmo sea demasiado lento e incluso estirado. No obstante la película se deja ver sin mayores problemas y presenta una propuesta diferente dentro de lo que es el cine de género nacional.
Lucy es 89 adrenalínicos minutos y un deleite visual para cualquier espectador. Si bien no es lo mejor que ha hecho Luc Besson, ni tampoco lo más original porque ya se ha jugado mucho en cine y tv con la idea de lo que pasaría si una persona fuese capaz de utilizar más capacidad cerebral, el enfoque que se le da aquí es compacto, dinámico y al grano pero al mismo tiempo un delirio espectacular. La fotografía y el montaje son tan rápidos que por momentos no dan respiro, y tanto las secuencias de acción como los efectos visuales son muy buenos. Ahora bien, en cuanto a la historia -sin entrarle al debate de que si es muy volada o no- le falta un poco de sustancia como consecuencia de esa rapidez y eso es algo que se nota. ¿Scarlett Johanson? ¿Qué decir de esta diosa que camina entre los mortales que no se haya dicho? Al igual que siempre está excelente y una vez más demuestra que es la heroína de acción de ésta generación. Su presencia en pantalla es tan fuerte (más aún con este personaje) que opaca al resto del elenco incluso a Morgan Freeman, que prácticamente se encuentra ahí por el cheque. Otra cosa buena son conceptos que se arrojan, que si bien no son ninguna novedad tal como se marcó unas líneas más arriba, son esos temas que quedan picando en la cabeza y que luego uno googlea para informarse más, y ese es un plus de la película. Lucy es puro entretenimiento muy bien realizado que pasa volando con demasiada velocidad y que se disfruta a pleno cuando no se es demasiado quisquilloso.
Hay que estar muy atentos con el cine que haga Gustavo Taretto. Con Medianeras (2011) había probado que se puede hacer algo muy grande con una historia chica y simple, y con este estreno repite la fórmula. Al igual que en su ópera prima, son los personajes y los ricos diálogos los que logran embelesar al espectador. Y menos mal que eso ocurre porque si el sistema fallara, aunque sea un poco, la película podría derivar en completo desastre porque no hay otras cosas de las cuales agarrarse. Por eso hay que aplaudir a las actrices y la manera en la cual se adueñan de los personajes. A priori, parece que la puesta es el sueño de cualquier productor: una sola locación y seis actrices diciendo sus líneas. Solo hay que ubicar la cámara ¿no?. La realidad es un poco más complicada que eso, más teniendo en cuenta que se filmó en un durísimo verano bajo el sol más fuerte de los últimos años. Este es otro gran punto a favor de lo excepcional que está el elenco. Ahora bien, aún no resalté los otros dos grandes puntos fuertes del film. Siendo el primero que todo transcurra a mediados de la década del ‘90. Ese “detalle” marca por completo las personalidades, las charlas, los objetivos y hasta los pensamientos. Y hace que con una mentalidad de año 2014 se disfrute muchísimo, más aún si uno transitó esa época de forma consciente. Seguramente muchos hablarán de “la fiesta menemista” y sobre-analizarán como es su costumbre, aquí se dirá que es un genial elemento y disparador para toda la trama y la conformación de los personajes porque se trata de una película (comedia) y no de una clase de sociología y ciencia política. El segundo punto fuerte es la química entre las actrices y esa sensación real que transmiten de que uno está espiando una verdadera charla entre amigas. Con todas las cosas sensibles, vacías e inteligentes que eso implica. La naturalidad de Maricel Álvarez, Luisana Lopilato, Carla Peterson, Violeta Urtizberea, Marina Bellati y Elisa Carricajo es innegable y abrumadora. Y además de todo esto están los detalles, ya sean los tecnológicos y de costumbres que hacen reír mucho tales como la forma de escuchar música o de ver fotos, y los colores utilizados para cada uno de los personajes (con su propia explicación) para que resalten en la gris terraza y ciudad. Las insoladas es una genialidad y muestra total de talento por parte de sus realizadores e intérpretes. Es la salida ideal para un grupo de amigas y para los amantes de las buenas historias en el cine.
Afortunadamente semana a semana llegan a la cartelera local películas nacionales de género, pero lamentablemente no todas pueden ser buenas. Tal es el caso de Arrebato, donde hay un gran potencial y talento pero no bien deliberado. El principal problema de este estreno es que la historia es muy obvia, a medida de que va avanzando y de que conocemos a los personajes sabemos de antemano que caminos recorrerán y promediando la mitad de la película el final es muy imaginable. Esta cuestión limita mucho toda relación que el espectador pueda tener con el film y genera que se preste más atención a otras cuestiones tales como la puesta y las actuaciones. Afortunadamente ambas ramas están bien, pero tampoco son nada de otro mundo. En lo actoral, Pablo Echarri está sólido y se le notan las ganas que tiene de hacer cine. Maneja bien los tiempos y su personaje se aleja de las telenovelas. Se encuentra bien acompañado por Mónica Antonopulos y Leticia Brédice. Y el que tal vez hace más ruido en el elenco es Gustavo Garzón, no por su capacidad, porque es un gran actor, sino por su personaje porque no se le cree absolutamente nada. Por su lado, la directora Sandra Gugliota le da ritmo y balancea bien la intriga periodística y el policial, pero se nota que tomó bastantes apuntes de Bajos Instintos (1992) porque hay un par de secuencias que son muy parecidas. Con estructura rara pero llevadera la película se deja ver aún con su previsibilidad y abrupto final. Arrebato no entrará en la lista de los grandes policiales nacionales pero a lo mejor (por su protagonista) capta la atención de un público más de televisión y no tan curtido en cine y logra atraer interés por el género.
¡Al fin una buena película de aventuras! Una en donde te metés de lleno en la historia y te dejás llevar sin que el mundo de afuera interfiera. Eso es lo que pasa con esta nueva adaptación del héroe mitológico donde prima la acción y una sencilla (pero muy buena) historia. A tan solo unos meses del estreno del desastre La leyenda de Hércules, llega “The Rock” Johnson para levantar la vara muy alto en esta gran producción dirigida por Brett Ratner, quien últimamente venía haciendo películas bastante pobres. Y justamente si hablamos de “The Rock” hay que destacar su gran carisma y lo bien que le sientan estos papeles a tal punto de que se ha convertido en la estrella de acción de la nueva generación. Como Hércules no sólo se lucen sus músculos y piñas sino que sorprende con los toques dramáticos que le permite el guión. La historia es muy piola al entrelazar la mitología griega con un enfoque “más real”, si es que el término corresponde, con lo que se juega en toda la duración de la cinta con un rol fundamental. Pero además del protagonista y de la producción (amén de los muy buenos efectos visuales y el 3D), lo que hay que destacar es ese ingrediente que viene faltando hace rato en propuestas similares: épica. No solo la vemos en las geniales secuencias de acción sino también en los discursos motivadores de Hércules pre-batalla. Y si bien pueden llegar a resultar un tanto clichés, no son para nada malos sino todo lo contrario. Lo mismo ocurre con el humor: dosis justas y bien puestas, sobretodo de la mano de los excelentes roles secundarios. Un dato no menor para destacar es que los productores no escatimaron en sangre en pos de un restricción de edad más baja y por ello la violencia -sin llegar al gore- está a la altura del relato. Es una gran oportunidad para que los más jóvenes conozcan este género y se enganchen para buscar y ver lo que se hizo en el pasado en materia de cine de aventuras. Hércules es diversión asegurada. Una buena inyección de entretenimiento para explotar en el cine donde el que anhele una buena dosis de aventura de guerreros y espadas saldrá más que satisfecho.
A priori y si apuran a este periodista va a decir que Nuestro video prohibido es una comedia efectista, llena de lugares comunes y gags ya vistos… Pero, aún así es buena y realmente te hace reír. Lo que prueba una vez más que sobre-analizar un film de este tipo es perder el tiempo y materia de esnobismo cinéfilo porque se trata de una comedia para pasarla muy bien y relajarse en una sala de cine ya sea en pareja o con amigos. Algo que hay que destacar, y que si es original, es la forma en la cual se combina al sexo con la tecnología. O sea, se trasladó de forma muy divertida a la pantalla grande a esa nueva tendencia de que videos porno caseros aparezcan -con consentimiento o no- en internet y lo que ello puede ocasionar. El guión es rápido e ingenioso, y la dirección de Jake Kasdan mantiene el lineamiento ácido que se pudo ver en Bad teacher (2011), pero sin duda alguna lo más importante de este estreno es la dupla protagónica. Claramente con otro dúo de actores el resultado no hubiese sido el mismo. Por un lado tenemos al enorme Jason Segel, quien se perfila a convertirse en el gran actor cómico de esta generación, y por el otro tenemos a Cameron Díaz en este género que le sienta tan bien y en donde ha demostrado que puede adueñarse de este tipo de papeles. Y como si fuese poco, parece que el botox abandonó un poco su cara porque se la vuelve a ver hermosa. Otro tema que no se puede dejar de pasar por alto antes de concluir esta crítica son las escenas de sexo en las cuales pasa de todo pero sin mostrar nada. Una gran puesta de cámara y edición para algo que resultó ser fundamental en el film. Nuestro video prohibido es graciosa y posee escenas desopilantes. Si se quiere entrar al cine con ganas de divertirse y relajarse, ésta definitivamente es la película para ir a ver.
Gracias por compartir es, ante todo, una comedia muy inteligente, de esas que desafortunadamente no abundan en el cine. Si bien el plot de los adictos al sexo ya ha sido explorado en las películas, en esta oportunidad la mirada del director y guionista Stuart Blumberg es muy acertada y astuta porque no cae en lo obvio. Vale destacar que se trata de una ópera prima pero que Blumberg ya cuenta con muy buenos guiones filmados y todos con un gran punto en común: grandes vueltas de tuerca. Pudimos ver sus diálogos y perspicacias en Keeping the faith (2000), The girl next door (2004), y The kids are all right (2010). Todas excelentes películas. En este estreno el director se apoya totalmente en el formidable reparto que armó dado a que saca lo mejor de Mark Ruffalo, Gwyneth Paltrow y Tim Robbins, así como también de Josh Gad que se roba cada una de sus escenas. Además de situaciones muy cómicas también se pueden apreciar muy buenos lazos entre los personajes haciendo que no solamente los romances (o intentos de romances) sean los atractivos sino las relaciones de amistad y padre e hijos. Cada una con sus complicaciones y resoluciones. La adicción al sexo es la gran excusa para que confluya todo y un adorno a la historia porque el fuerte son las idas y vueltas de los protagonistas y las vueltas de tuerca. La película es buena e inteligente. El secreto para disfrutarla bien es no sobre-analizarla ni esperar que sea una obra cumbre.
Si esta crítica llevara un título sería “El amor en la tercera edad según Rob Reiner”. Dado a que este maestro de las películas románticas ha retratado a la perfección maravillosas historias románticas en diferentes períodos etarios de sus personajes. Claros ejemplos son Cuando Harry conoció a Sally (1989) que abarcaría el amor a los veintipico y treintipico, The story of us (1999) con la crisis matrimonial de la mediana edad, y Flipped (2010), la historia del primer enamoramiento. Aquí el director se encarga de presentar una situación sobre el último amor que se puede tener en la vida, y bajo esa óptica es un gran film en tono comedia romántica con toques dramáticos. Si bien no aporta nada nuevo en cuestión originalidad, siempre es lindo ver historias pequeñas bien realizadas y actuadas. Michael Douglas y Diane Keaton tienen mucha química aún en los clichés del género y logran llevar a espectador hacia un lugar de cariño con sus personajes. “Previsible y de fácil resolución” es lo que seguramente muchos van a objetar así como también que dentro de la filmografía de Reiner este estreno queda muy abajo (cosa cierta), pero también hay que recordar que a veces lo simple es lo más lindo, y Juntos… pero no tanto es una bocanada de aire fresco entre tanto efecto especial, animaciones intranscendentes y cine nacional pedorro. La gran alternativa para los que no quieren ninguna de esas tres opciones. Gran director, linda historia y un bien momento en la sala de cine. Yo compro.
Cuando la primera parte de esta saga se estrenó el año pasado fue una sorpresa. Si bien los niveles de violencia no eran altísimos ni su suspenso era en el tono de una película de terror, The Purge (su título original) llegaba a sobresaltar al espectador y encima tenía una historia bastante original. La idea de que en un futuro cercano el gobierno de los Estados Unidos suspenda todos los servicios de seguridad doméstica y que los delitos (incluso el asesinato) estén permitidos es algo genial. ¿Loco e imposible? Claro, pero de eso se trata el cine. En esta secuela fueron muy piolas y en lugar de situar la historia y la acción en un solo lugar como había ocurrido en la anterior entrega (una casa de familia) fueron por más presentando diversos personajes y el escenario principalmente es la calle. El director/guionista james DeMonaco logra mantener los climas y tensiones tal como había hecho en la película original pero esta vuelta le agrega más capas a la historia y entretelones de esta particular noche desde puntos de vista encontrados y fanatizados. Si bien estamos ante un estreno que supera al del año pasado, a lo mejor le hubiera venido bien una cara conocida para promocionar y legitimar un poco más. Amén de eso, el elenco está muy bien y el laburo de Frank Grillo es impecable como héroe de acción. Es un film para tensionarse y pasarla muy bien en el cine.
Una de las escenas paradigmáticas de Esperando la carroza (1985) es la de las empanadas. Creo que todos los que amamos esa película coinciden en eso. Ahora bien, ¿Qué tiene que ver con Socios por accidente? Lo que dice Brandoni: “Es una miseria digna”. O sea, nos encontramos ante un estreno muy fácil de atacar y que a priori parece muy fácil de emparejar con Bañeros 4 y más aún por su cercanía en estreno. Pero la verdad es que son productos diferentes aunque estén enfocados hacia un mismo público. En esta oportunidad los directores Fabián Forte y Nicanor Loreti llevan al extremo el subgénero comedia de acción a lo “buddy movie” -siendo su máximo exponente la saga Arma Mortal y la genial Tiempo de Valientes (2005) de Damián Szifrón- en una propuesta un tanto rara porque no termina de ser para la familia (tal como se la está promocionando) pero tampoco algo o muy serio o muy cómico. También hay que decir que el film está bien hecho y no se pueden objetar errores de dirección o montaje. Y en cuento a lo actoral me parece que tampoco hay que ser exigentes porque claramente se obtiene lo que se buscó: a José María Listorti haciendo un papel tonto y lleno de morisquetas en contraposición de un personaje surgido de Showmatch cuyo rumbo artístico no se entiende: Pedro Alfonso. Hombre que tiene miles y miles de fans y seguidores en Twitter. Su rol de tipo duro y agente de Interpol obviamente no es creíble pero está claro que no era la idea que así lo fuese. En definitiva los que la pasarán bien en el cine viendo esta película serán esos seguidores de Twitter de ambos personajes y que están esperando el estreno. Para el resto del público hay otras opciones…