Yo soy Tonya

Crítica de Alejandra Sarasqueta - La Entrada al Cine

Relatando una increíble historia real, llega a las salas Yo soy Tonya, una comedia dramática sobre la violencia, el deporte y cómo la realidad supera la ficción.

De qué se trata Yo soy Tonya
Tonya Harding (Margot Robbie) es una niña con innegable talento para el patinaje sobre hielo. Su sádica madre (Allison Janney) está dispuesta a que su hija triunfe como sea. Tras hacerse adulta y conocer a Jeff (Sebastian Stan), la cosa no mejora.
La presión y el maltrato forman el carácter de Tonya, quien logra triunfar como patinadora pese a su posición social, los jueces y sus allegados. Pero llegar a la cima solo será el comienzo.

Romper el hielo
Yo soy Tonya es una acertada biopic que nos presenta una historia que, si no supiéramos que de verdad pasó, dudaríamos de su verosímil. Acá no se trata de ver esas imágenes soñadas de patinaje sobre hielo, con traje divinos y un aura especial sobre nuestra protagonista. Na. Tal como muestra el afiche, si Tonya hubiera sido música, hubiera sido rockera.

Desprolija, irreverente pero absolutamente capaz de ser la mejor patinadora de Estados Unidos, el film muestra la vida de Tonya Harding más allá del “incidente” que la hizo famosa (la acusaron de romperle una pierna a su máxima competidora, Nancy Kerrigan).

Es un film sobre una niña de clase baja que es cualquier cosa menos la encarnación del sueño americano y cómo esta condición determina su vida. Veremos cómo su madre, la peste misma, la destruye cada vez que puede. De qué forma su primer amor la envuelve en una relación enferma y violenta. Y de qué modo la estupidez humana demuestra una vez más ser infinita.

Razones para ver Yo soy Tonya
Margot Robbie está estupenda como Tonya Harding. Creíble, desgarrada, impotente, poderosa, violenta: es mil y una a la vez, y le creemos siempre. Allison Janney es una maravilla en el papel de la madre. Absolutamente memorable.

Pese a todo lo dicho, podrás pensar que Yo soy Tonya es una película deprimente y dramática, pero nada más falso. El director Craig Gillespie tuvo la inteligencia de crear un film lleno de humor negro, miradas a cámara y momentos absurdos. No vas a llorar, te lo aseguro, pero si habrá carcajadas. El relato fluye de maravillas y cuenta lo que tiene que contar, haciendo que cada escena tenga una razón de ser y algo que aportar. Buena ambientación, arte, vestuario y, por supuesto, esos peinados de los ’80 y ’90.

Inteligente y mordaz, así es Yo soy Tonya. No te la pierdas.

Puntaje: 9/10

Duración: 121 minutos
País: Estados Unidos
Año: 2017