Whiplash: Música y obsesión

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

La música como medio de ascenso y crecimiento personal. El ritmo y el esfuerzo para demostrar a los demás que nada está perdido cuando el empeño se somete a la exigencia.
"Whiplash: Música y Obsesión" (USA, 2014) llega para recuperar un tipo de cine que durante mucho tiempo gozo de popularidad: el cine musical basado en historias que con el esfuerzo como bandera permiten narrar otras situaciones que se relacionan a sentimientos profundos que se solapan detrás de los sueños por lograr trascender en el mundo de la música.
En "Whiplash: Música y Obsesión " hay tres protagonistas excluyentes, Andrew Neyman (Miles Teller), Terence Fletcher (J.K. Simmons) y claro, una batería.
Todo comienza cuando en uno de los conservatorios musicales más prestigiosos, Andrew, se desvive por demostrarle a Terence su habilidad por tocar la batería.
En un primer acercamiento veremos como el joven se somete al maestro con un solo gesto o una palabra y entendemos no solo que la relación entre ambos será complicada, sino que la supuesta pasividad con la que Andrew inicia su relación con Terence ira modificándose.
Andrew vive tratando de demostrarle al mundo sus logros y también su trascendencia en lo que hace. Su padre lo ubica siempre a la sombra de sus conocidos, y más allá de compartir con él algunos "rituales" (ver películas clásicas) hay algo que no se dicen que le molesta.
Casualmente con Terence será una relación completamente diferente, porque él le dirá todo en la cara, y en ese decir directo hay una aprobación del otro que Andrew necesita, y quien en su familia nunca ha encontrado.
Cuando entra a la orquesta de cámara de Terence y en los ensayos se someterá a las exigencias de este, mientras su vida personal comienza a acomodarse al iniciar una relación con Nicole (Melissa Benoist), la vendedora de golosinas del cine al que siempre va.
La competencia nacional de orquestas comienza y con ella la presión, el desgaste entre Andrew y el medirse con los demás para demostrarle al mundo que es el mejor baterista que acaso alguien haya soñado escuchar.
Pero la relación con Terence se tensa y la expulsión de Andrew de la orquesta hará que el filme vire hacia un lugar extremo y complicado del que luego puede salir con soltura gracias a la música.
Damien Chazelle, en su cuarto filme, crea un filme entretenido y que en una dinámica inspirada en la teoría del amo y el esclavo, genera una tensión y suspenso que mantiene en vilo al espectador hasta el último momento.
La música como vector de la narración y el despliegue audiovisual que utiliza recursos técnicos básicos (panes, detalles, tomas aéreas, planos contrapicados, etc.) para transmitir la pasión de los protagonistas es uno de los hallazgos.
El otro, claro está, son las interpretaciones de Teller y Simmons, como así también la recuperación para la pantalla grande de Paul Raiser, algo que le otorga más acercamiento, empatía y familiaridad al filme.
"Whiplash: Música y Obsesión " es una película que transmite la pasión de los que sueñan en voz alta por trascender en lo suyo, y principalmente por triunfar a fuerza de ensayo y error (más errores que logros) para obtener un resultado positivo dentro de un área.