Wakolda

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Criticar (de forma negativa) a una película porque tiene como personaje principal a uno de los hombres más nefastos que caminó el planeta o bien porque no gusta la manera en la cual se lo retrata no tiene sentido alguno y no hace más que confundir al potencial espectador.
Aclarado esto, hay que decir que lo único malo que tiene Wakolda es su título porque si bien se entiende el por qué del mismo una vez que se vio la película, da la sensación de que se quedó corto ante las diferentes experiencias y sensaciones por las cuales el espectador transita. Y eso es algo maravilloso y habla muy bien de cualquier película.
Cuando un film pone nervioso y da bronca es innegable que es bueno, y desde el minuto uno Wakolda te atrapa.
Primero entra por los ojos la genial fotografía y los encuadres que no caen en lo fácil que en este caso sería resaltar el paisaje patagónico sino que atestigua con soberbia los pequeños detalles y las generalidades de los personajes.
Lucía Puenzo se luce como realizadora y hace lucir a todos los actores en ese 1960 muy bien recreado.
Al principio nos detenemos en la jovencísima Florencia Bado en su gran debut frente a las cámaras donde logra sacar adelante con total naturalidad a un complicado personaje.
Por su parte, Natalia Oreiro vuelve a demostrar una vez más que puede salir del estereotipo de las telenovelas para meterse con todo en un papel demandante y que en este caso le requirió el aprender (mediante fonética) otro idioma.
Diego Peretti se ha convertido en un sello de calidad actoral y aquí afirma eso al igual que Elena Roger.
Párrafo aparte merece el español Alex Brendemühl, quien tiene todas las cualidades que un buen villano, si es que cabe la palabra, tiene que tener. Su carisma es tan abrumadora como lo macabro de su mirada.
Hablar más de su personaje develaría parte de la trama y su identidad, algo que la crítica y el periodismo especializado está haciendo con mucha liviandad. Aquí no se hará eso.
Un muy buen guión con ritmo y sorpresas termina por convertir a Wakolda en uno de los grandes estrenos nacionales del año. Una película osada y que no se conforma solo con contar una historia conocida sino que le adhiere un tinte épico para aplaudir.