Viudas

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Olvidable duelo por partida doble

Los caminos de dos mujeres se unen inesperadamente cuando llegan al hospital para ver a un hombre que ha sufrido un infarto. Este es el punto de partida del nuevo film de Marcos Carnevale (Anita).

Por un lado, Elena (Graciela Borges), una directora de documentales, esposa del paciente y, por el otro, Adela (Valeria Bertuccelli), una treintañera que resulta ser su amante. Al borde de la muerte, el esposo le pide a Elena que cuide a Adela.

Viudas cuenta el improbable encuentro y posterior relación de estos dos personajes. En la película, que nunca se define por una línea muy marcada, todo está puesto para el lucimiento de Graciela Borges, a quien recientemente vimos en Dos hermanos. Asediada por Adela, Elena acepta finalmente una "convivencia" que no será fácil y que sólo permitirá hasta que la joven se recupere de su dolor.

El relato despliega personajes secundarios como la asistente de Elena (una siempre convincente Rita Cortese), que no ve con buenos ojos a la recién llegada mientras intenta dejar de fumar con un cigarrilo electrónico, y Justina (el debut cinematográfico de Martín Bossi), una mucama que asegura durante toda la historia que "sabe cosas" pero nunca las cuenta. Ni siquiera se sabe demasiado de su vida, sólo que acata órdenes de la mujer que la cobijó junto a su marido durante más de viente años. Sus líneas (deliberadamente cómicas) no resultan del todo felices.

La trama apuesta al choque de personalidades pero está alimentada por situaciones poco creíbles como el "ataque de furia" de Elena contra Adela. La música (el tema Paraíso de Vicentico es lo mejor) acompaña y subraya diferentes escenas en el cementerio, en el hospital, en las viejas filmaciones caseras y en las deshauciadas caminatas de Adela por la ciudad. Y el film hasta se permite el cameo de Juan Cruz (hijo de Borges) y de los directores Carnevale y Daniel Burman. Pero el conjunto no convence. No alcanza sólo con los primerísimos primeros planos de Borges con los ojos llorosos o con la verborragia inagotable de Bertuccelli.