Viudas

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

abía una época en la que Steve McQueen era un director que daban ganas de seguir. Con "Hunger" y "Shame" (dos películas protagonizadas por lo mejor de Michael Fassbender).
Luego, ya con "12 años de esclavitud" ganaría el Oscar de la mano de una película poco inspirada que atrajo a los votantes por su fuerte retrato de la temática. Ahora regresa con una película de elenco multiestelar, una de robos que pretende ser mucho más que eso, una película de personajes tratada con seriedad y solemnidad.
Situada en Chicago y basada en una novela de Lydia La Plante (que tuvo una versión televisiva británica), "Viudas" está además adaptada por Gillian Flynn, la escritora de las novelas "Perdida", "Heridas abiertas" y "Lugares oscuros" (todas adaptadas a la pantalla grande o a la chica).
La historia empieza con un robo que sale mal y deriva en la muerte de sus asaltantes. Cada uno de ellos deja una viuda, no sólo desolada por su muerte sino sumida a diferentes tipos de deudas.
Veronica (interpretada por la siempre intensa y teatral Viola Davis) encuentra hurgando entre las cosas de su amado fallecido (Liam Neeson), una libreta donde está detallado cómo iban a cometer el siguiente robo, y cuando es apretada para pagar lo que debía su marido decide juntarse con las otras viudas que todas aceptan a excepción de una.
Por otro lado, la película sigue la historia de dos candidatos políticos, un afroamericano que busca ser el primer representante público de color y el otro hijo de un racista de quien espera seguir su legado.
Estas vertientes se unirán más temprano que tarde. Alrededor de "Viudas" hay un montón de temáticas interesantes, sobre todo para McQueen. Y las despliega de un modo crudo, como la brutalidad policial o los mecanismos sucios de la política. Entre tanto actor reconocido y por lo consecuente tanto personaje, la película parece perder su eje en varios momentos.
Y eso que la película no es una simple película de robos, nunca quiere ser eso, quiere ser más y por eso intenta dotar a sus personajes de una dimensión que no siempre consigue. A la larga, "Viudas" es una película sobre mujeres que no están dispuestas a quedarse en el molde, a quedarse quietas y ver cómo las cosas les suceden.
Que se muevan en un mundo a veces oscuro y sórdido no es una elección pero tampoco lo que determinará sus destinos. La última película de Steve McQueen apuesta al género y sin embargo no parece querer encasillarse.
Por eso le imprime su sello de autor, sus planos secuencias, sus escenas brutales (aunque no sean precisamente gráficas; no siempre nos impresiona más lo que vemos), y ese tono solemne que casi no permite un aire fresco, un poco de humor (por eso quizás las escenas con Lukas Haas son tan valiosas).
El problema es una trama de giros tan forzados como previsibles al mismo tiempo. Viola Davis, Michelle Rodríguez y Elizabeth Debicki son el trío protagonista al que luego se le suma Cynthia Erivo; un team que funciona porque cada una sabe cuál es su aporte.
Al menos como grupo funcionan mucho mejor que las "Ocean’s 8" (vale la comparación aunque sean dos películas muy diferentes porque ambas son sobre un grupo exclusivamente de mujeres que planean un robo), tienen motivaciones y antagonistas mucho más creíbles y fuertes.
A su alrededor se mueven personajes interesantes como el hermano del candidato interpretado por Daniel Kaluuya (protagonista de "Huye!"), un personaje tremendo y protagonista de las escenas más terribles. Colin Farrell cumple desde su registro sobrio y Robert Duvall no decepciona. Aunque consigue buenos climas, "Viudas" no logra ser la película que quiere ser.
Quizás porque se preocupa tanto por la construcción y desarrollo de personajes (que sólo consigue prácticamente con los femeninos) que descuida la trama principal, que a la larga es la que mueve todo lo demás, la del robo, y ésta resulta en giros y situaciones poco convincentes. Una película más ambiciosa que lograda.