Victoria y el sexo

Crítica de Paula Vazquez Prieto - La Nación

Victoria y el sexo: egoísmos de la vida moderna

Victoria (Virgine Efira) tiene una vida complicada. Mucho trabajo, poco tiempo para pensar en sí misma, para salir de la rutina y las obligaciones. Lo que la inquieta no es tanto la preocupación por la falta de deseo sexual como la sensación de que su cuerpo se ha ido silenciando ante las demandas de su interior. Justine Triet, que había logrado un intenso retrato de los vitales cruces entre lo íntimo y lo político en La batalla de Solferino (2013), ahora se apropia de un género como la comedia romántica para nutrirlo de sus propias intenciones. Detrás de convencionales citas vía Internet, consultas a una vidente y terapias varias, concentra la mirada de Triet sobre la vida moderna, cargada de egoísmos y juicios apresurados, en la que transitar las propias dudas puede ser una extraña forma de encontrarse a sí misma.