Victoria y el sexo

Crítica de Manuel Esteban Gaitán - Conexión Cultural

Victoria y el Sexo, o simplemente Victoria, es la segunda película de la realizadora francesa Justine Triet, tras su cinta debut filmada en 2013, llamada La Batalla de Solferino. El mayor atractivo de esta nueva comedia dramática francesa que desembarcó el jueves pasado en los cines del país, es sin duda alguna su protagonista, Virginie Efira, actriz nacida en Bélgica, que curiosamente en el mismo año 2016 aparece en el film Elle: Abuso y Seducción, de Paul Verhoeven, y en Un Hombre en la Altura, la adaptación francesa de la cinta argentina Corazón de León, dirigida por Marcos Carnevale.

El enfoque central de Victoria y el Sexo gira en torno a los acontecimientos que transita la joven abogada penalista Victoria Spick, personificada justamente por Virginie Efira, quien atraviesa una especie de vacío sentimental, al que relaciona con un desequilibrio de química. Ella también es madre soltera, y comparte su departamento con sus dos pequeñas hijas. Tras acudir a una boda, en donde se encuentra con dos viejos conocidos, Vincent (Melvil Poupaud) y Samuel (Vincent Lacoste), las cosas tomarán un rumbo que no facilitaran el ya atormentado presente de la protagonista.

Allí se presentan, por un lado la historia de Vincent, que pese a parecer gozar de un buen momento junto a su mujer, es acusado posteriormente por ella de intentar apuñalarla, y por otro la de Samuel, un ex narcotraficante que está intentando reincorporarse, y que en su momento fue cliente de Victoria, recibiendo una gran ayuda de su parte. Tras los confusos acontecimientos, Vincent pedirá a Victoria que se encargue de su caso, confiando en su amistad, y su capacidad como abogada. Pese a un rechazo inicial y la sugerencia a su amigo de buscar otras opciones, ella termina accediendo.
Como consecuencia de esto, Samuel, quién está interesado en estudiar derecho, principalmente en lo referido a cuestiones penales, se ofrecerá como ayuda para asistir en el difícil caso de Vincent, así como del cuidado de sus dos hijas, y de paso solventar un poco el frágil estado de Victoria, que parece derrumbarse con facilidad. Es de crucial importancia en el desarrollo de la película, el cruce narrativo con la historia del ex novio de Victoria, y padre de las dos pequeñas, quien está empeñado en la escritura de un blog, utilizando casos verídicos de su ex mujer, sin siquiera modificar el nombre de la misma, exponiéndola en forma descarada, y dejando en claro que su intención es amedrentar a la joven. Esto sin dudas, aumentará el estado crítico de Victoria.

La capacidad de Triet de combinar certeramente comedia con drama, hace que el film nunca caiga al vacío, sosteniendo momentos de humor, con pasajes dramáticos, logrando un ritmo ligeramente acelerado, pero sin llegar a aturdir al espectador. Si bien no todas las comedias francesas gozan del mismo nivel, algunas salidas que no son las habituales, escenas un poco absurdas, pero con la moderación correspondiente, y algunos chistes más lineales, pero puesto en su momento justo, hacen que Victoria y el Sexo sea una propuesta agradable, y que incluso por momentos, invita a la reflexión.
La actuación de Virginie Efira, es otro de los puntos altos de la cinta, al igual que la de Vincent Lacoste, sin pasar por el alto que el reparto en general cumple con alzas. Los detractores de las comedias francesas la cuestionarán y le negaran sus virtudes, los que tratamos ir más allá de esa clase de prejuicios, y valoramos su historia intrínseca, sabremos apreciarla.