Vicio propio

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Vuelve Paul Thomas Anderson. Su última película, que apenas logró un par de nominaciones a los premios Oscars pasando muy desapercibida en la entrega, "Inherent Vice", es la primera adaptación que alguien se atreve a hacer de un libro de Thomas Pynchon.
El director confía una vez más en Joaquin Phoenix (luego de su incomprendida “The Master”) al ponerlo al frente de un elenco tan curioso como atractivo: lo acompañan Josh Brolin, Owen Wilson, Benicio del Toro, Reese Whiterspoon y Katherine Waterston como la misteriosa y hermosa Shasta.
Es el personaje de esta última la que desata la historia que cuenta la película, un cuento de detectives pero que se arriesga con un estilo visual lisérgico que intenta hacerle justicia a esa década que transcurre desde la segunda mitad de los 60s a principios de los 70'.
Sabemos que si hay algo que no se le puede negar a Paul Thomas Anderson es su capacidad como director, sus movimientos de cámara siguiendo a algún personaje, el modo en que decide musicalizar prácticamente la historia, y además aquí escribe también el guión, basada en la homónima obra de Pynchon, literatura que se caracteriza por ser densa y laberíntica.
Es probable que por esto, una de las decisiones fuertes es la de sumar una voz en off, en este caso la de Sortilege (Joanna Newsom), quien no sólo relata a veces aquello que ya estamos viendo en pantalla, sino que agrega un tono literario muchas veces citando textualmente líneas del libro original.
Joaquin Phoenix demuestra una vez más que es un actor que todo lo puede, y nos regala un personaje por momentos más melancólico y contenido, y por otros, mucho más desaforado. El resto de los actores despliegan una interesante galería de personajes (Josh Brolin y Owen Wilson están especialmente bien), pero en algún momento la historia comienza a enredarse y a no se pone precisamente fácil para el espectador, sobre todo si a eso le sumamos la duración de la película: 148 minutos.
Pero ya lo sabíamos, el cine de Paul Thomas Anderson no es para todo el mundo. Sin embargo aquel que sepa entrar en él seguramente pase un muy buen rato con él. Quizás, para quien les escribe, "Vicio Propio" esté entre lo más flojo del cine de un director que no entrega otra cosa que no sean obras maestras. El principal componente que no termina de funcionar es el guión, las muchas historias y personajes que desfilan y se amontonan por segmentos hasta tener que repensar quienes pasaron por cada escena...
Por momentos delirante, por momentos más melancólica, "Puro Vicio" es una película sin dudas ambiciosa y de una calidad cinematográfica innegable. Es recargada y melosa, pero eso no deja de hacerla válida. Son varias las escenas que destacaría de esta película (si, las tiene), aunque confieso que no superó mis expectativas. Y quizás optaría por una escena casi final, más intimista, entre sus dos protagonistas, sensual y triste pero eso ya sería seguramente pedir demasiado.