Vergüenza y respeto

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

El jueves llega el documental sobre la comunidad gitana, Vergüenza y respeto dirigido por Tomás Lipgot.
Vergüenza y respeto retrata, a través de cinco generaciones, la vida cotidiana y las costumbres ancestrales de una familia gitana del conurbano bonaerense.

Los Campos abren las puertas de su hogar y con ellas también las de una tradición milenaria, obligada hoy a acoplarse al mundo contemporáneo. Una cosa está clara: ser gitano no es fácil, o como dice uno de los protagonistas, “es más fácil decirlo, que serlo” . Atravesado por cantos, guitarras, palmas y cajones flamencos, la película es un elegante documental de observación.

Como retrata bien su sinopsis, Vergüenza y Respeto es un documental que deja llevar al espectador, sin imponer una mirada ajena a la comunidad gitana; sino solo presentando las diversas actividades que realiza la familia, desde los más jóvenes hasta los adultos.

Esta separación de la cámara y sus protagonistas, da una mayor naturalidad a la imagen, y es una visión más cruda del día a día de la comunidad, que engloba la música, la familia, las comidas, posición del hombre y la mujer en el hogar y su relación con los payos (aquellos que no son gitanos).