Vergüenza y respeto

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Una auténtica caja de Pandora

Una de las claves de un buen documental puede ser el hallazgo de una historia singular, de personajes fuera de lo común, de situaciones que echan luz sobre un universo desconocido que, por alguna razón, puede resultar atrapante. Todo eso tiene Vergüenza y respeto, película que revela, a través de la historia y la vida cotidiana de los Campos -una numerosa y muy particular familia gitana del conurbano bonaerense, la lógica de comportamiento, los valores y las tradiciones de una comunidad originada en la India que, con el paso del tiempo, se fue dispersando por el mundo, víctima de persecuciones y una salvaje discriminación que hasta el nazismo no vaciló en poner en marcha en su momento.

Las reglas de la estricta ley gitana son áridas para los que no pertenecen a la comunidad (los payos, según la denominación que usan los gitanos): los niños van a la escuela sólo por un tiempo, hasta que aprenden nociones básicas de lectura y escritura; las mujeres deben llegar vírgenes al casamiento y prácticamente no salen de su casa; los hombres, en cambio, gozan de un buen número de libertades y casi siempre tienen la palabra. Sin intervenir de manera concluyente, Lipgot se acerca a ese mundo cerrado y visiblemente anacrónico con cautela e inteligencia. Es evidente que el director, que en 2012 estrenó Moacir, un documental dedicado a un artista brasileño surgido de una favela, supo ganarse la confianza de los Campos, condición fundamental para abrir una auténtica caja de Pandora.

En apariencia, Lipgot trabaja en el marco de lo que se conoce como "documental de observación", pero lo cierto es que la selección de situaciones que configuró en la sala de montaje fue lo que operó a favor del armado de un complejo y estimulante mapa en el que la efervescencia de los testimonios, la vitalidad de la música, los patrones de conducta de los más pequeños y la severidad aplicada al respeto de los rituales dicen mucho sobre un tema del que sabemos muy poco.

La película no tiene la pretensión de llegar a conclusiones definitivas, más bien se plantea como vehículo de una investigación apasionante cuyo potencial de desarrollo es evidente.