Vendrán cosas mejores

Crítica de Fausto Nicolás Balbi - CineramaPlus+

“Vendrán lluvias suaves y olor a tierra mojada”, así se iniciaba un texto centenario de la poetisa estadounidense Sara Teasdale. La composición, homónima a este filme, es aprovechada por el realizador santafesino Iván Fund para brindarle mayor vuelo poético a este trabajo para que acompañe la belleza de las imágenes fotografiadas por Gustavo Schiaffino, colaborador de Gustavo Fontán en películas como El limonero Real o La casa.

Vendrán lluvias suaves es un tímido acercamiento del realizador al universo del cine fantástico. A partir de un apagón que ocurre en toda la pequeña ciudad los adultos no vuelven a despertar de un sueño que se prolongará a lo largo del relato. Desde ese momento un puñado de niños, acompañados de sus perros se las apañarán para vivir solos, sin la mirada de los padres y se hacen dueños de la ciudad en medio del miedo y la incertidumbre.

Lo cierto es que si bien el filme tiene un punto de partida interesante y una serie de logros formales (fundamentalmente la fotografía ya aludida y su puesta en escena), sus debilidades, encabezadas por la extrema cadencia del relato y una banda sonora sobrecargada, terminan diluyendo el resultado final.

El elenco de niños trabaja con naturalidad, hay química entre ellos, pero el guion no les permite el lucimiento. Es curioso como el filme se aleja de todo lo bueno que puede representar un elenco juvenil. No aparecen aquí la sensación de peligro inminente y aventura vital de Super8 (J.J. Abrams, 2011) o la serie Stranger Things, ni la profundidad de Demi-tarif (Isild Le Besco, 2003) en la que los niños debían sostener solos la cotidianidad del hogar frente al absoluto abandono parental.

Partiendo desde un planteo inspirado en el cine de género fantástico Iván Fund termina construyendo una obra audiovisual que parece mucho más preocupada por la belleza de su universo visual que por la construcción de un relato sólido, envolvente. Cuando lo fantástico vuelva a hacerse presente muchos ya habrán perdido el interés en la suerte de los personajes.

Por Fausto Nicolás Balbi
@FaustoNB