Una serena pasión

Crítica de Germán Pérez - Notinac

Entre poemas, temores y reclusión el film de Terence Davies Una Serena Pasión es un viaje con un comienzo simpático y un final digno del género horror sobre la vida de la poeta Emily Dickinson.

A Quiet Passion (nombre original) pone en primer plano la actuación de Cynthia Dixon para que funcione a toda máquina el proyecto de Davis. Dixon ofrece un master class en acting personificando los años adultos de Emily (en su juventud la encargada del papel es Emma Bell). Pasando por épocas doradas y terminando en la desgracia que Dickinson sufrió en sus últimos momentos de vida, las expresiones de Dixon funcionan como un reloj para recrear reacciones en cada situación presentada. Dixon devora cada segundo en pantalla y se encarga de no dejar absolutamente nada sobre la mesa.

Al abordar esta biografía Terence Davis cautiva al público utilizando la sintonía de escenas con la banda sonora, podríamos referir A Quiet Passion como un film sinfónico visual. Esto no es ninguna novedad en la carrera de Davies ya que casi todos su trabajos - haciendo a un lado contenidos - se ven y se sienten hermosos. Determinadas situaciones tétricas de época resultan placenteras de ver gracias a la magia de este visionario director y la fotografía de Florian Hoffmeister.

De todas formas y hay que decirlo, el film es extremadamente difícil de ver; Comienza de forma simpática y amigable sin embargo poco a poco se va transformando en un hibrido de horror; Esa Emily Dickinson decidida y adelantada a su época se convierte en una sombra de su joven ser, el descenso psicológico y físico del personaje llega a bordear similitudes con el personaje de Zelda Goldman de Pet Sementary (1989), y al finalizar la película lo único que te queda en la mente es esa figura deformada pidiendo ayuda como sí Emily Dickinson nos persiguiera en sueños o mejor dicho, pesadillas.

Terence Davis A Quiet Passion es un notable film a nivel técnico y actoral desafortunadamente la excelencia de esos puntos queda opacada por un tortuoso segundo tramo del film que sólo muestra sufrimiento con imágenes de dolor y ningún tipo de placer.