Una noche para sobrevivir

Crítica de María Laura Paz - El Espectador Avezado

Padre e hijo

Ultimamente parece que el bueno de Liam Neeson no precisa personal trainer porque en unas cuantas de sus últimas pelis, lo hacen correr, pelear y esquivar balas de lo lindo. Sólo con Jaume Collet-Serra, director de "Una Noche Para Sobrevivir", tiene otras dos más en este tipo de rol de acción, "Sin Escalas" (2014) y "Desconocido" (2011).

Yendo al filme propiamente dicho, es un entretenimiento, con buena dosis de adrenalina y violencia, más que truculencia. No es para espectadores sensibles pero sí para aquellos que disfruten del género policial.

En principio, la presentación de la trama puede resultar un poco caótica y vertiginosa, que va saltando a diferentes escenarios de la ciudad de Nueva York, en los suburbios, en donde se encuentran los protagonistas de la historia.

De buenas a primeras, el espectador se enterará de que la noche será muy larga para Jimmy Conlon (Neeson), que intentará purgar un pasado muy denso que lo separó de la familia, especialmente de su hijo. Serán 16 horas y poco importará que sea en la época de Navidad.

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Tal como en "Duro de Matar", los chicos malos no se toman vacaciones, ni cambian sus hábitos por el espíritu festivo. Jimmy se ganó la mala fama y el apodo de "el sepulturero" por trabajar para Shawn Maguire (Ed Harris) y hay un detective que quiere que se pudra en la cárcel junto con su jefe. Sin embargo, en esa noche, la pregunta será si podrá reconciliarse con su hijo y aunque sabe que le toca el infierno, darle paz a algunos que murieron por su traición.

El conflicto surgirá cuando el hijo de Maguire haga una mala jugada y ponga en jaque los "códigos" de los viejos maleantes. 114 minutos de tiros, piñas y persecuciones con buen ritmo en búsqueda de la redención y el cameo de Nick Nolte (que no aparece en los créditos).