Una cita, una fiesta y un gato negro

Crítica de María Victoria Vázquez - El Espectador Avezado

La idea de la mala suerte, los objetos que la provocan, o las personas que la atraen, son universales. Varían según las versiones, pero el concepto es el mismo: a uno las cosas malas le pasan porque se cruzó con un gato negro, o porque le dio la mano a ese "jettatore" que es la desgracia caminando.
En esa idea se basa esta ópera prima de Ana Halabe, que cuenta la historia de Gabriela (Julieta Cardinali), una mujer felizmente casada con Marcelo (Fernán Mirás), y exitosa en su negocio, que se reencuentra con una amiga del secundario, Felisa (o "la innombrable") (una sorprendentemente vivaz Leonora Balcarce), a quien siempre creyó la razón de sus malos momentos. Convencida de que Felisa es "jetta", en tres días la vida de Gabriela se transformará en una continuidad de infortunios de todos los aspectos.
La comedia está muy bien actuada, se destacan la naturalidad los actores, todos muy conocidos para el público. Realmente la lista de nombres es larga, pero podemos destacar a Rita Cortese, Nicolás Pauls, Roberto Carnaghi (¿hace falta aclarar que actúa bien?), y Juan Manuel Tenuta. Esa organizacón tan descontracturada transmite cierta frescura al film, que llega al público, y permite conectar con la historia que, sin ser espectacular ni pretender serlo, funciona.
Sin sofisticaciones, la película resulta así entretenida, realmente no aburre, aunque decaiga un poco hacia el final, con un ciertos detalles un poco forzados para resolver las situaciones (como la verdadera identidad de "Angelina Jolie 35", esa extraña figura que chatea con Marcelo, el marido de Gabriela, y se reúne con él todos los jueves).
También tiene un aire de moraleja en el final que no combina tanto con lo que se venía narrando, y que intenta plantear la subjetividad de la noción de la "suerte", y claro, quién es responsable de lo que a cada uno le sucede. En fin, una comedia liviana pero agradable, como para pasar un rato de cine en familia.