Un zoológico en casa

Crítica de Juan Gavroche - Cinematografobia

LA FAMILIA ESTÁ EN PROBLEMAS
Compremos un zoológico

Un zoológico en casa está basada en la historia de Benjamin Mee, un periodista inglés ex columnista del diario The Guardian. Buscando una casa más grande a la cual mudarse, en la que hubiera espacio para su madre recientemente enviudada, se encuentra con el ofrecimiento de una gran residencia en Devon, Inglaterra. El terreno tenía una superficie de 12 hectáreas de colinas y bosques. Ah, y venía adosado con 250 animales semiabandonados. Casi instantáneamente se enamora de la idea de la compra, la restauración y del negocio. Luego de superar los obstáculos económicos, de inexperiencia y legales (entre otros) que una persona común y corriente se encuentra cuando se propone hacerse cargo de un zoológico venido a menos, Benjamin consigue abrir nuevamente las puertas al público y así renace el Dartmoor Zoological Park. A partir de esta experiencia escribe la novela “Nos compramos un zoo”.

Colin Ford y Matt Damon, hijo y padre respectivamente.
20th Century Fox decide comprar los derechos del libro y producir una película a partir de él. A pesar de la aclamación inicial que se observa en el avance “Película basada en hechos reales”, se han introducido numerosas variaciones para intentar realizar un drama de superación familiar con tintes cómicos, manteniendo el contexto del zoo como una mera excusa para hacer de esta obra algo llamativo y diferente.
El nudo principal en el que se centra es la búsqueda de una solución por parte de Benjamin Mee, encarnado por Matt Damon, para recomponer su familia luego de la pérdida de su esposa. En ella el protagonista decide hacer un cambio radical en su vida, dejar atrás un pasado doloroso para él y para sus dos hijos, Dylan de 14 años y Rosie de 7 interpretados por Colin Ford y Maggie Elizabeth Jones respectivamente. Renuncia irresponsablemente a su trabajo de periodista (jamás considera su no tan holgada situación económica, ni parece preocuparle su incierto futuro) y decide mudarse, encontrando en un zoológico abandonado en medio de las colinas californianas el hogar ideal para alejarse y tener un nuevo comienzo. El staff del establecimiento, con una siempre bella Scarlett Johansson haciendo de directora bajo el nombre de Kelly Foster, recibe con cierto escepticismo a los nuevos e inexperimentados dueños, pero rápidamente congenian y emprenden las obras para la reapertura. El objetivo es conseguir la aprobación del riguroso inspector antes del inicio de la temporada alta de visitas. El transcurso de la película se ve marcado por una cierta ingenuidad con la que surgen y se solucionan los distintos traspiés, todo parece fluir con una extraña facilidad que no llega a ser convincente, hecho que también se puede transportar a la manera en que se van dando las relaciones entre los distintos personajes. Asimismo, a través del desarrollo, cobra una importancia excesiva la problemática relación entre Benjamin y Dylan, el cual está en plena etapa de rebeldía adolescente y chocan constantemente. El padre no tiene la seguridad de estar cumpliendo su rol en forma correcta y el hijo en una continua crisis emocional. En el zoo Dylan encuentra en Lily (Elle Fanning), la joven prima de Kelly, una amistad con altibajos, la que sin embargo no ayuda a sacarlo de su rechazo a la idea de alejarse de su antigua vida y de la ciudad.

La adorable Maggie Elizabeth Jones como la hija menor.

Los números musicales acompañan adecuadamente los distintos momentos. Las actuaciones son aceptables en general aunque no se denota un gran dinamismo. Se destaca Maggie Jones, que presenta una adorable Rosie que logra el objetivo de enternecer al espectador. Sin duda lo más remarcable es el armado del set del zoo y las apariciones de los numerosos animales de variadas especies, factor que otorga una singular belleza a la obra. No obstante el producto es insatisfactorio. Buscó y logró ser la película taquillera de la temporada navideña presentando una trama atractiva en apariencia para los grupos familiares, con grandes pretensiones sentimentalistas, pero que no termina dejándole demasiado al público. La entrega de Cameron Crowe parecía prometer más, y fue poco.