Un jefe en pañales

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Esta nueva incursión en el género de animación por parte de Tom McGrath, el que fuera responsable de las más que interesantes “Madagascar”(2005) y “Megamente” (2010), se instala a mitad de camino, en relación a resultados finales entre las nombradas y sus traspiés en filmes como “Madagascar 2” (2008) y “Madagascar 3” (2012).
Pareciera ser que necesariamente, y esto no está pensado de manera peyorativa, que se intercalan bondades con mediocridades, una de cal y una de arena. Digamos ni es tan buena como unas, ni tan malas como las otras.
La idea originaria, que no significa original, es establecer que se le amalgama, como fantasía, a un hijo único, cuando se entera de la llegada de un futuro hermano.
El punto de vista es la de Tim, atravesada por su propia imaginación, un niño que durante siete años ha disfrutado solo para sí de sus padres. Casi como una verdad refrendada por la historia se sabe que la buena relación entre los hermanos depende de la actitud de los padres.
Otra es las razones, (la razón) por las cuales el mayor podría “odiar” al recién llegado y la “envidia” del menor sobre el “primogénito”, tema trabajado hace un siglo por quien fuera colaborador del Dr. Sigmund Freud (1856 / 1939, hasta 1911, el Dr. Alfred Adler (1870 / 1937).
El filme circula principalmente entre estas tres variables, la entelequia de uno, su correspondiente odio cuando se corporiza, y la envidia del otro. De tono amable, con buenos gags, mucha ironía sobre el mundo adulto, y nostalgia sobre el mundo infantil extraviado, con claros guiños para la platea adulta, sobre todo desde la banda de sonido.
Poseedora de un trabajo estético, de color, elección de planos, construcción de la imagen, incluido el dibujo en sí mismo, dirigido todo hacia los más pequeños.
El filme arranca muy arriba, pero no logra sostenerse ni desde el relato ni desde el ritmo, llevando a situaciones que fracasan por mala inserción de un verosímil que sostenga, para finalizar de la manera más convencional posible. Una lástima. La otra “lastima” es no poder escuchar a Alec Baldwin entregando su arte vocal en el personaje del bebe “intrusivo”.