Un golpe de talento

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Raga del homerun

Existe una lógica comunión entre los comerciales para Snickers y Altoids que Craig Gillespie supo dirigir y este, su cuarto largometraje, que transmite sueños y esperanza más allá del umbral cotidiano. Esta es la razón por la cual Un golpe de talento encuentra asilo en Disney Pictures. Y el emprendimiento tiene, con sus buenas y malas, un balance positivo. J.B. Bernstein (interpretado por Jon Hamm, conocido por su protagónico en la serie Mad Men) es un manager de béisbol en apuros económicos al que accidentalmente, mientras mira cómodo la televisión, se le prende la lamparita viendo un match hindú de criquet transmitido por la tevé británica. Bernstein se ilusiona, viaja a la India y, a base de entrenamiento, transforma a dos anónimos hindúes en jugadores profesionales (Million Dollar Arm, el título original del film, alude a la clase de jugador que necesita para ganar un millón de dólares). La historia está basada en un hecho real y el guión de Thomas McCarthy (director del mediocre éxito independiente The Station Agent) no hace nada para ocultarlo. Amena, si bien plagada de lugares comunes, como el choque cultural, sólo el don de Gillespie para vender una historia salva a la película; pero de a ratos.