Un continente incendiándose

Crítica de María Bertoni - Espectadores

Conviene adentrarse de a poco en el nuevo documental de Miguel Zeballos que se estrenará el 24 de enero en el cine Gaumont. El título Un continente incendiándose evoca el recuerdo de la expresión que los navegantes europeos usaban para referirse a Australia antes de que el inglés Matthew Flinders popularizara el nombre de origen latino. Sin embargo, aquel burning continent sólo comparte la ubicación sur con el rincón patagónico que el realizador neuquino retrata a partir de reflexiones y versos propios, y de la delicada fotografía de Lluis Miras Vega.

Conviene adentrarse de a poco para elegir entre sortear el título que algunos espectadores considerarán engañoso, o aceptarlo como una invitación a la aventura. Se trata de una expedición radicalmente opuesta a las de aquellos viejos navegantes cargados de prejuicios, que contribuyeron a expandir el dominio blanco.

En las antípodas de esos antepasados, Zeballos desmonta sus preconceptos a medida que explora el paisaje de la cordillera patagónica. El viento, las nubes, la lluvia, la nieve, las cumbres, las copas de los árboles inspiran nuevas –y cambiantes– reflexiones sobre el tiempo, la memoria, la(s) ausencia(s), la oscuridad, el vacío, la poesía, la documentación cinematográfica.

Conviene adentrarse de a poco para conocer sin espantar a la habitante de este otro continente incendiándose. Mercedes Muñoz se llama la campesina que lleva adelante su granja en general sola, a veces en compañía de sus nietos. En el rostro, las manos, el andar de Meche parecen anidar la memoria, el tiempo, la soledad que Zeballos intenta capturar con la cámara y con palabras antes y después de recordar la existencia de un mundo sin idioma.

Desensillar de la vorágine urbana y tecnológica es condición sine qua non para disfrutar de este ensayo poético ambientado en la pequeña localidad neuquina de Las Ovejas. La música original de Lola Linares ayuda a dedicarles la merecida atención a los versos de Zeballos, a la fotografía de Miras Vega, a la rutina inquebrantable de Meche.

“El que juega con fuego se quema”, reza el refrán. Acaso por eso también convenga adentrarse de a poco en este otro continente austral que enciende más preguntas que respuestas.