Un castillo en Italia

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

El discreto encanto de la burguesía

Ésta es la historia de la decadencia y desintegración de una gran familia de la burguesía industrial italiana. Es la familia de Louise, pero cuando se reencuentra con Nathan, el hijo de un gran director de cine, de profesión actor, que vive a disgusto con su profesión, y la reconoce como una de las protagonistas de una película de su padre la enamora y los sueños de felicidad resurgen en ambos.

El problema de éste producto es que, tanto la búsqueda estético narrativa como el desarrollo de la historia, es llevado adelante por parte de la directora en forma que dejara fuera a la mayor parte del público que no está acostumbrado a consumir este tipo de cine, casi rayano en lo surrealista.

De manera paralela, casi como una subtrama del texto principal, relata la historia de su hermano, un enfermo crónico casi terminal, e incluye a la madre de ambos, posiblemente el personaje más identificable desde la salud mental. Una casta de burgueses a los que se le revela el deterioro de la vida que llevaban, cuando todo lo conocido realiza un desplazamiento notable del destino, comience a derrumbarse aquello en lo que se sustentaban

Tienen dos disyuntivas, transformar el palacio en un museo y que la gente común invada su privacidad, aunque más no sea dos veces a la semana, o deshacerse de su imperio vendiendo el castillo.

Recurrirán a la reina de Inglaterra, y en el camino descubrirán que cuando todo parece desintegrase conocerán los eficaces que logran ser, a veces, los lazos familiares.

Cómo una nueva encrucijada se abre frente a ellos tomar el camino correcto o el fácil. Una historia sobre la caída, resurrección y los sueños.

Lo mejor de la realización está en la construcción y desarrollo de los personajes, sustentados por las actuaciones tanto de Valeria Bruni Tedeschi, en el personaje de Louise. una histérica, rica insatisfecha, como el personaje de Ludovico Rossi Levi (Filippo tTimi),l hermano enfermo de sida, casi intransigente hasta el último suspiro.

La directora Valeria Bruni Tedeschi, para la que supone su tercer filme en la dirección, tras “Actrices” (2003) y “Es más fácil para un camello” (2007) llega con esta obra que a presentado en la competencia oficial del Festival de Cannes en 2013.

Sirve como testimonio del carisma, del riesgo que asume, y del refinado talento que posee como guionista y realizadora, quien ya está n post producción de su cuarto obra.