Tu forma de ver el mundo

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

La ópera prima de Germán Abal es una historia sencilla y directa sobre las segundas oportunidades. Protagonizada por Jorge Garrido y Omar Musa, trata sobre un hombre de negocios que pasa su vida sin prestar atención a lo que realmente importa. Descuida la relación con su mujer y nunca escucha ni está para su hijo; ocupa todo su tiempo con el trabajo o, si necesita distenderse, con su secretaria. Cuando su familia se va de viaje sin él, un accidente lo deja postrado en la cama de un hospital durante varios días. Allí conoce a un hombre mayor, un señor que está ahí hace más tiempo y que le regala su amistad desde el primer momento, que lo distrae contándole historias que observa desde la ventana del dormitorio compartido, y le brinda de a poco la posibilidad de apreciar las cosas de la vida de un modo diferente.
«Afuera siempre hay historias para contar. Hay que verlas. Siempre pasa algo». Así, la película también cuenta con participaciones especiales como las de Gastón Pauls, Alejandro Fiore, Mario Alarcón, algunos en pequeñas historias que son algo así como mosaicos. Pero la trama principal es simple y chiquita y sigue la relación entre estos dos hombres que ven la vida de modo muy distinto.
Aunque carga con buenas intenciones, todo en esta película aparece subrayado y está repleta de mensajes que la convierten en algo parecido a un libro de autoayuda. Ni siquiera en el desarrollo de los personajes aparece alguna pincelada que aporte algo de matiz; todo resulta básico y grueso, sin inspiración.
Desde lo visual sucede algo parecido. Todo se siente tan impostado que muchos planos respiran cierta artificialidad, con mucha presencia de luz. Y la banda sonora sólo consigue hacerla más empalagosa.
Con un estilo anticuado y moralista, Tu forma de ver el mundo es una ópera prima sentida y con corazón pero poco lograda. Una historia sobre opuestos desaprovechada para optar por la bajada de línea.