Tropa de héroes

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

¿Cuántas películas más llegarán este año con una impronta pro yanqui? ¿Cuántos discursos narrados con grandilocuencia y sin sentido cinematográfico vamos a tener que seguir soportando?
“Tropa de Héroes” es la nueva apuesta a un género que en los últimos años sólo sabe levantar la bandera bien alto para adoctrinar, en vez de construir relatos enfocados en el trabajo en equipo, el esfuerzo, la vocación y la pasión por lo que se hace.
Protagonizada por Chris Hemsworth como el líder de una misión secreta que buscaba neutralizar los agrupamientos talibanes radicalizados en Afganistán post atentado de 2011, la película intenta presentarse como una puesta al día de fábulas redentoras, pero construye en realidad un panfleto que en ningún momento emociona o trasciende lo elemental de su trama.
Acá, este líder, primero debe presentarse ante el resto como un ser plausible de dirigir y accionar por sí solo, algo que aquellos que estaban más arriba, ora por su corta edad, ora por sus capacidades para transmitir ideas de manera correcta (errónea) o, tal vez, por su aspecto, no creían posible.
Una vez superada esa primera etapa de choque y contraste con los mandos más elevados, pero también de configuración del universo de los soldados (hijos, mujeres, abandonados por la decisión de enlistarse y cumplir con el deber moral del soldado) el director danés Nicolas Fuglsig, no logra, aún contando con un gran elenco, empatizar con los soldados y con la historia que cuenta, y mucho menos, comprender que es para el público para quien debe construir el relato.
“Tropa de héroes” no es heroica, al contrario, es un panfleto que suma en el intento de adoctrinar jóvenes y conseguir adeptos a un régimen, que aún hoy en día se cree el número uno del mundo, y que sigue sin ver más allá de las fronteras. O ve, pero deseando ocultar su visibilidad con un muro cada vez más grande, pasando por encima de derechos y formación en límites como el de la frontera con México, un no lugar que crece a fuerza de cada discurso oficial.
El principal, y grave para la película, problema, radica en la frialdad con la que se exponen los hechos, algo que con sólo modificar el punto de vista, o el eje desde dónde se narraba, podría haber suavizado la obviedad con la que se urdió todo.
Si será tan obvio y frío, que Chris Hemsworth en la película tiene una mujer y una hija, a quienes deja para cumplir con su misión secreta y con su pasión, Elsa Pataky, mujer del actor en la vida real, hace también de esposa en la ficción. La poca química entre ambos en la pantalla es inobjetable. ¿Cómo hace un pareja en la vida real para interpretar a un matrimonio y no poder conseguir química?
“Tropa de héroes” pelea en el ranking de pancartas con otra película reciente de un director que se ha permitido construir relatos cada vez más pro América, Clint Eastwood, aquella del tren a París protagonizada por los verdaderos sobrevivientes al ataque del tren del título.
Resumiendo, si quieren ir a ver una película que sólo puede configurar un relato unidireccional e inequívoco sobre la guerra, “Tropa de héroes” es su film. Aquellos que deseen encontrarse con una propuesta bélica, magnánima y potente, entonces deberán esperar a otra película, la que, seguramente, en breve llegará a las salas.