Trolls

Crítica de María Paula Putrueli - A Sala Llena

Los directores Mike Mitchell (Bob Esponja) y Walt Dohrn dan vida a estas mágicas criaturas del bosque llamadas Trolls, quienes encontraron en los ochenta su momento de auge, al explotarse la marca en todo tipo de merchandising. Creados en 1959 por el danés Thomas Dam, veinte años después se los podría ver en muñecos, álbumes de figuritas, juegos, peluches.

Teniendo este antecedente de respuesta favorable del público, la productora Dreamworks vio una excelente oportunidad de llevar a la pantalla grande a estos adorables seres de pelos largos y coloridos, y como suele pasar, acertó de manera precisa.

Al inicio del film, la comunidad de Trolls es salvada por su rey de ser comidos por los Bertenos, una suerte de ogros toscos, quienes están convencidos de que la única manera de ser felices es teniendo un trol en su estómago; o sea, la felicidad va de la mano de comerse un troll. El día de esta peculiar celebración se denomina Trolsticio, donde todos se reúnen para dicha degustación, y en este ocasión es doblemente especial ya que será la primera vez que el príncipe Gristtle pruebe un troll. Gracias a su astucia y tenacidad, estos pseudognomos logran huir y esconderse por más de veinte años de los malvados Bertenos, hasta que un día, a raíz de una fiesta electrónica que realizan para celebrar a la princesa Poppy, son descubiertos y, en el caso de algunos, capturados.

De allí empezará la travesía de Poppy y Ramón (Branch), dos ejemplos típicos de lo que es una buena construcción de personajes. Ella siempre positiva y entusiasta, él un reacio a las fiestas, a los abrazos, a los colores y, sobre todo, a esa alegría desbordada que poseen los Trolls.

En el camino al rescate de sus amigos es donde el argumento encuentra su mayor acierto: un humor destinado a los más pequeños, pero con guiños para aquellos adultos que se animen a conectarse con la historia. El componente esencial que unifica al público en general es, sin duda, la música. De hecho, la película podría funcionar perfectamente como una comedia musical animada de aventuras, con temas clásicos como “The sound of Silence”, “September”, y la infaltable claro, en esta fiesta de colores, “True Colors”. Todo se vuelve una fiesta continua bien llevada en tempo y guión.

Decir que la animación de Dreamworks es brillante puede caer en la redundancia, pero en esta ocasión se superan incluso a ellos mismos. Los detalles de textura sobresalen, y resulta original otro tipo de animación presente en la historia, una técnica conocida como Scrapbooking, que es utilizada para contar, incluso por los Trolls dentro de la historia, ya sea sus estados de ánimo o breves sucesos. La misma consiste en pequeñas maquetas hechas a base de cartón, como un libro de cuentos de recortes, tal vez un guiño a la época donde estos lindos bichos encontraron su momento de fama.

En la versión en inglés destaca el elenco de famosos que dan voz y vida a los personajes: Anna Kendrick como Poppy y Justin Timberlake como Ramón, quien también estuvo a cargo de la canción principal que anima el final de fiesta de esta entretenida y alegre película.