Traigan el porro

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

En 2013, Uruguay se transformó en el primer país del mundo en legalizar la marihuana. Ese año, Denny Brechner filmó una cámara oculta que terminó viralizándose: era sobre un supuesto test oficial con brownies cannábicos en una farmacia. En 2017, cuando efectivamente empezó a venderse marihuana en las farmacias uruguayas, Brechner y dos codirectores - Alfonso Guerrero y Marcos Hecht- subieron la apuesta con una gran idea: un falso documental sobre una misión secreta para importar la hierba y, así, abastecer la demanda del flamante mercado oriental.

El propio Brechner protagoniza la historia en el papel de Alfredo Rodríguez, un farmacéutico que viaja a los Estados Unidos para conseguir el cargamento de droga junto a su madre química -Talma Friedler, madre real del director- y un supuesto funcionario policial. Quien les encarga esta tarea no es otro que José Mujica -en la ficción, que transcurre en 2014, aún es presidente del Uruguay-, que se prestó para actuar en la película.

Si bien el más importante, el Pepe no es el único personaje que le da visos de realidad a esta comedia delirante. Porque el trío, como miembro de una supuesta Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal, participa de convenciones cannábicas y se entrevista con funcionarios y personajes ligados al mundo del porro.

Esas inmersiones de los personajes en la “realidad” borran por completo el límite entre ficción y documental y son los momentos más logrados de la película. Dejan en segundo plano algunas limitaciones actorales y una narración en off anticlimática, y consiguen provocar la sonrisa que merece toda comedia fumona que se precie de tal.