Todo queda en familia

Crítica de Victoria Curia - EscribiendoCine

El panfleto del amor libre

Infidelidad, doble vida, extrañas manías sexuales: a partir de estos titulares, la nueva película protagonizada por Miki Manojlovic se presentaría como un melodrama hecho y derecho, digno del mediodía de un canal de aire. Sin embargo, la dosis justa de comedia la transforma en una sátira que tiende a desnudar la apariencia de la familia burguesa a la vez que interpreta en clave no moralista las peripecias eróticas de los personajes.

Apelando al grotesco, al humor y a la diversidad de puntos de vista, Todo queda en familia (Neka ostane medju nama, 2010) se esfuerza por desterrar prejuicios y quitar máscaras. El tono tragicómico se advierte desde la primera escena, donde el padre de los dos personajes principales está en su lecho de muerte al tiempo que se revela un álbum de fotos que muestra al veterano pintor en posiciones comprometedoras con sus modelos.

Nikola y Braco parecen seguir sus pasos: conocemos a sus esposas y a sus amantes, a sus hijos de dudosa procedencia y todas sus excentricidades. Sin embargo, el ojo no se fija en ellos dos en toda su virilidad, no hay una guerra de sexos: muy por el contrario, lo que hay son personajes –hombres y mujeres– que lidian cada uno a su manera con sus impulsos amorosos, presos de una misma lógica, en una narración que se bifurca de individuo a individuo.

Al final esas bifurcaciones parecen cerrarse en un mismo punto, como si no se pudiera escapar al hermetismo de la familia burguesa, como si dentro de ella todo acto fuera irrelevante e impune. Pero también, en una especie de “los de afuera son de palo”, la cerrazón borra las líneas que dividen la lujuria del matrimonio para instaurar nuevos tipos plurales de amor que no pueden ser juzgados sino por quienes los ponen en práctica.

Cada uno de los personajes está dotado de un sentido común tan agudo y peculiar como para generar inmediata empatía y desterrar así todo prejuicio o interpretación moralista. Si Woody Allen hubiera ido a Zagreb, estos sujetos habrían sido los primeros merecedores de su atención.